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El regreso de Peyote Asesino, la banda uruguaya «de muchas cabezas» que se mueve por «zonas grises»

06/12/2021 - Noticias, Lanzamientos
El regreso de Peyote Asesino, la banda uruguaya «de muchas cabezas» que se mueve por «zonas grises»

A pesar de que desde su primera reunión en 2009 tras un parate de diez años mantuvo una esporádica pero sostenida presencia, la agrupación uruguaya Peyote Asesino, un combo que en los 90 mixturó hip-hop, rock duro, funk y sonidos electrónicos y alcanzó estatus de «banda de culto» durante su ausencia, definitivamente está de regreso con la publicación de su disco «Serial», su primera producción en 23 años.

Diez cortes trabajados a lo largo de dos años y registrados finalmente en 2020 son la prueba de que este particular grupo logró superar con creces el desafío de actualizar su propuesta sin perder la esencia que, en su momento, lo convirtió en el puntal uruguayo de una novedosa renovación que tuvo su correlato en otros países, con la mexicana Molotov y la argentina Illya Kuryaki and The Valdarrramas como claros ejemplos.

Precisamente, ese fue uno de los grandes objetivos que se propusieron Fernando Santullo (L.Mental), Juan Campodónico, Carlos Casacuberta, Daniel Benia y PP Canedo, integrantes de Peyote Asesino cuando decidieron seguir adelante y darle mayor continuidad a sus apariciones públicas.

«En 2016, nos planteamos volver a tocar, hacer algo más constante, pero si queríamos tener vida real como banda en el presente no podíamos tocar canciones de hace 15 años. Ahí se generó la idea de hacer un nuevo disco», relató Santullo en declaraciones a la agencia Télam.

Pero además, los integrantes de la banda se propusieron analizar «qué elementos de Peyote eran importantes traer al presente y cuáles no tenían sentido», advirtió el vocalista.

«Lo que intentamos fue lograr la mejor versión de lo que teníamos en la cabeza sobre lo que era Peyote», amplió.

La buena recepción que tuvieron entre la prensa y el público los temas «Vos no me llamaste», «La tumba de los crá» y «Es lo que hay», los tres cortes que anticiparon la placa, dieron cuenta de que el camino encarado era el que la banda se había propuesto.

Con estos lanzamientos y dos shows en La Trastienda Uruguay con entradas agotadas, Peyote Asesino mostró su vigencia y preparó el camino para la llegada de este nuevo álbum que marca el regreso a las bateas de una banda clave en la historia de la música uruguaya.

Formada a mitad de los 90, Peyote Asesino conmovió a la escena musical uruguaya con una mezcla de rap y rock, que tuvo sus réplicas en diversos países de América Latina, pero luego de dos discos se separó en 1999.

Desde entonces, sus integrantes se repartieron en diferentes proyectos, muchos de ellos de gran éxito como el caso de Bajofondo o La Vela Puerca, por citar apenas dos ejemplos. Sin embargo, la música de Peyote Asesino siguió circulando entre los aficionados, lo que lo convirtió en una banda de culto.

«Yo estaba viviendo en España y me escribe Juan Campodónico para decirme que nos habían invitado a cerrar el Pilsen Rock 2009. Ahí nos encontramos con que había miles de personas que conocían las canciones. Fue una sorpresa. En diez años, esa música había encontrado nuevo público sin buscarlo, sin promoverla», rememoró Santullo.

Luego vinieron algunos shows esporádicos hasta que en 2016 se produjo el regreso definitivo, lo cual obligó al grupo que producir nuevo material, que finalmente decantó en «Serial», esta nueva producción que sucede a «Terraja», de 1998.

P: ¿Qué cosas de Peyote Asesino se mantienen en esta nueva etapa y cuáles fueron reactualizadas?

Fernando Santullo: Nos preguntamos cuáles elementos eran importantes traer al presente y cuáles no tenían sentido. En Peyote no hay un cantautor, sino que hay un concepto sonoro y letrístico que van juntos y son parte de una misma cosa. Lo valioso era esa mirada escéptica sobre las cosas que la sociedad propone como valiosas o buenas. En los 90, era lo que se vendía como progreso o modernidad y, en realidad, tenía mucho de retroceso, como el caso de las privatizaciones. El Peyote no tiene una mirada programática, no te dice cómo pensar, pero te alerta sobre lo que te ofrecen. Esa idea de sospecha de baja intensidad, por llamarlo de alguna manera, nos parecía lo interesante. Y desde lo sonoro, siempre el Peyote hizo pocas concesiones. Aunque es conocido por el hip-hop y el rock, siempre busca por las zonas grises, de cruce.

P: En Argentina, por ejemplo, una de las apariciones más rutilantes de los últimos años fue la de Wos, que mezcla rap con sonidos rockeros. ¿Influyen esas tendencias en la aceptación que tiene actualmente Peyote?

FS: No sé en cuánto incide eso. Hay una conexión en el sentido de que ahora son comunes esos cruces. Pero una característica de Peyote es que no tiene una pureza musical. Peyote es un bicho de muchas cabezas y eso es lo que hace que andemos siempre por esas zonas grises que decía.

P: ¿Sentís que esto se refuerza con el hecho de que los miembros de Peyote se han repartido en proyectos bien diferentes como pueden serlo Bajofondo y La Vela Puerca?

FS: El hecho de todos estos años de experiencia acumulada y el hacer otras músicas se filtró de alguna manera en este disco. No solo sirvió por los conocimientos o la posibilidad de tener técnica para desarrollarlos, sino porque ayuda a alejarse de los conceptos más sencillos de la música que hace cada uno y meterse en cosas que hacía muchos años que no hacíamos. Yo escucho más metal, no tanto hip-hop; Juan (Campodónico) siempre me decía que él no lograba conectar con la parte más metálica. De alguna forma nos fuimos pasando música y en ese peloteo fuimos logrando el producto final.

P: ¿Cómo evalúan el resultado final del disco y qué recepción esperan?

FS: Ese producto final es el de un Peyote que no abandona el humor, no abandona los buenos arreglos. La banda siempre tuvo gente que sabe tocar. En ese sentido, el disco está logrado, tiene un sonido que me gusta mucho. Estamos súper contentos con el disco. Nosotros nos planteamos no preocuparnos por lo que iba a pasar con el disco. Eso es entrar en algo en lo que ya no tenés el control.


Por Hernani Natale (Télam)