Pablo Pino, cantante de Cielo Razzo, recuerda sus primeros vínculos con la música, el surgimiento de la banda, el lanzamiento de su disco debut y los primeros shows en Buenos Aires.
«En mi casa se escuchaba música, y para mí era normal. Después, cuando uno va creciendo se va dando cuenta que no en todas las casas hay música. En casa se escuchaba mucha música… mi viejo cantaba y había algún disco de rock, pero para mí el rock entra muchísimo más tarde», rememora.
«Empecé a hacer algo de música con unos amigos (…) cuando era adolescente y en un momento llega un teclado a mi casa, que lo compra mi vieja», evoca. «Entonces con un amigo, Gastón Grandi y el ‘Pipi’, que después se convierte en el primer compañero de banda, y ‘Chemi’, armamos una especie de situación… para jugar. Se llamaba Coma y Punto. Después empezamos a guitarrear mucho más».
Destacando que hasta ese momento tocar música era sólo un juego, Pino menciona el surgimiento de Cielo Razzo: «Primero arranca con Sergio Martínez, el ‘Pipi’… armamos una banda con un compañero mío de facultad de medicina y el baterista, que en aquel momento era el baterista de Cielo Razzo que estaba arrancando… O sea, estaba Cielo por un lado y yo con Never Listen a un par de cuadras. Después ambas bandas se terminan fusionando y sale la primera formación de Cielo Razzo… yo tendría 18 años».
Sobre el primer disco, «Buenas» (2001), el músico menciona cómo llegaron a armar el repertorio original: «Cuando llega Diego ‘El Pájaro’ (Almirón) tenía un puñado de canciones y otro puñado nosotros, y ahí se completa el repertorio, quedan las primeras 15 canciones que eran nuestras. Al año se decide grabar el disco (‘Buenas’) y vamos al Camote, donde grabaron Los Vándalos, Coki, Degradé… yo me acuerdo lo mágico que fue llegar al Camote, golpear y que salgan los pibes y entrar por primera vez. Fue alucinante».
«Cuando se empiezan a dar las cosas, la gente te empieza a escuchar y empiezan a salir shows fuera de Rosario, entonces llega la muerte de los chicos y quedamos ‘culo pal norte’, se podría decir», comenta en relación a los fallecimientos de Claudio Crispín y Pablo «El Largo» Caruzo, en un accidente automovilístico. «(‘Código de barras’) fue un disco muy importante… ya estaba prácticamente listo cuando el ‘Flaco’ muere. Aparecieron cosas que nos hicieron seguir adelante, en algún punto reafirmó esa energía de familia y amistad que había».
Pino también compara los grandes shows en Buenos Aires, pasando de Cemento a Obras, y de Obras al Luna Park. «A mí me impactó mucho más la llegada a Cemento que el mismo Obras. Obras fue alucinante pero fue más nervio mezclado con angustia de tocar ahí. Cemento fue llegar y decir ‘uy qué bueno’ y el lugar, que quizás ya lo tenía más visto. A Obras no lo conocíamos hasta que fuimos a tocar», destaca.