Gustavo Cordera publicó en julio pasado «De la cabeza al corazón», un álbum retrospectivo que, según el propio artista, será el último de su carrera discográfica. «Es mi regalo como finalización de una carrera», expresó.
Al respecto, y por qué éste es su último disco, Cordera explica: «Cuando estás en el fragor de la realización de un disco, está en juego la incertidumbre, está en juego la vergüenza, están en juego las autoexigencias personales, está en juego una voz que te dice, ¿para qué estás haciendo un disco en este momento donde nadie saca un disco? ¿para qué estás haciendo arte en este momento donde estamos en el boom del entretenimiento? ¿para qué estás haciendo un LP, un vinilo y un compact que lleve tiempo y que reclame de alguna manera la atención de la gente en un momento de tanta instantaneidad? Entonces darse un espacio para vivir una experiencia artística es lo que yo estoy ofreciendo en este momento con este disco. O sea, es mi regalo como finalización de una carrera. Le vamos a poner carrera porque se ha corrido muchísimo durante 34 años, siempre corriendo detrás de la zanahoria, detrás de vender discos, detrás de meter gente».
«Después de tanto esperar de la vida cosas, de tanto esperar del arte cosas, al haber perdido esas esperanzas me di cuenta que la vida me estaba esperando y que el arte también me estaba esperando. El arte vino a mi encuentro, para decirlo de alguna manera, y me socorrió y me di esta posibilidad de abrazarlo y hacer una experiencia artística como nunca antes la había hecho en mi vida y estoy tan contento y tan feliz que de alguna forma cumplió mi sueño. Por eso digo que es el último disco», amplía.
Una de las canciones destacadas del disco es «Abrazo de Gol», un tema dedicado a Diego Armando Maradona, que en su versión audiovisual cuenta con la participación de Dalma y Gianina ─las hijas del «Diez»─ y de Claudia Villafañe. Cordera cuenta cómo surgió la canción y el nexo con la familia Maradona.
«Fernando Burlando, que está muy metido en el disco, que ha venido muchísimo a escuchar cómo lo hacíamos, vino al estudio, algunas canciones se las toqué en la casa. Somos muy amigos. Y cuando grabé la canción antes de que salga el video, él la tenía y agarró y sin decir nada. Se la mandó a Dalma, a Gianina y a Claudia. Bueno, lo llamaron y dijeron, ‘queremos ser parte’, directamente. Y hablé con Claudia y Claudia me dijo, ‘mirá, imagínate que nosotros tenemos propuestas constantes de todas partes del mundo para que de alguna manera hablemos sobre este tema, sobre la partida de Diego. Y no hicimos absolutamente nada. Y si nos invitabas, íbamos decir que no’, me dijo. ‘Pero la canción fue conmovedora y a mí me abrió el corazón’, me dijo Claudia. Y las chicas también», explica.
Y amplía: «Y fue una experiencia hermosa porque nos relacionamos con el Diego humano, no con el Diego figura. Yo al Diego figura lo conozco porque estuve con él como cinco o seis veces y vivimos historias increíbles, ¿viste? Seis Diegos conocí, pero detrás de todos esos personajes y yo lo sé, había un ser, con el que conecto en el momento que él muere. Yo recibo la noticia de su muerte antes que los medios porque era amigo del hermano. Inclusive días antes yo le mandaba videos a Diego para acompañarlo en su internación, ¿no? Y yo recibo la muerte de él, yo ya la sentía en el cuerpo y me fui diez minutos antes que se muera y canalicé lo que él hubiera querido decir y no pudo en ese momento».
Volviendo a la idea de su último disco, el músico aclara: «Yo creo que todos los procesos que nosotros hacemos, los hacemos para liberarnos, para encontraros, encontrar un sentido y poder liberarnos, y el arte tiene como misión la liberación del espíritu. Y mi espíritu fue libre, entonces me di cuenta que el arte había cobrado su sentido, y en ese momento dije, bueno, me entrego a esto que está sucediendo, y está bueno ser responsable cada uno de su propia vida y saber cuándo las cosas tienen un fin de ciclo».
«No quiere decir con esto que nos siga siendo arte. Voy a seguir tocando en vivo por un tiempo, no mucho tiempo más también. Es como que le estoy dando en este momento, estoy integrando toda mi vida artística y estoy dando como un cierre toda mi carrera y lo estoy haciendo desde el placer, desde la conciencia».
«Entonces, muchos años de estar arriba de un escenario, de estar meses haciendo discos, lleva seis meses o hasta nueve meses a veces (hacer) un disco, lo mismo que una película. Tienen muchas capas, tienen mucho trabajo. Entonces, digo, me merezco a mí como ser humano tomar esa decisión y la obra también, o sea, no me necesita. Fíjate que ya hay muchas generaciones que están cantando las canciones que escribí y muchos pibes jóvenes, mucha gente haciéndolo y la obra ya cobró vida sola».
«Hay mucha gente que ni siquiera sabe que las escribí yo. Y entonces eso para mí es el mejor regalo que hay, porque un acto de generosidad no necesita recompensa», sentencia.