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Gustavo Santaolalla: «Para el primer disco de Arco Iris ya tenía una visión muy clara de lo que quería hacer en términos de fusiones»

29/06/2019 - Especiales
Gustavo Santaolalla: «Para el primer disco de Arco Iris ya tenía una visión muy clara de lo que quería hacer en términos de fusiones»

La carrera de Arco Iris, uno de los grupos fundacionales del rock argentino, se inicia en 1968, cuando Gustavo Santaolalla decide terminar con The Crows y pasar a cantar en castellano por consejo del productor Ricardo Kleiman.

«Él fue uno de los impulsores de que cantáramos en castellano», recuerda Santaolalla sobre aquella opinión de Kleiman, en una entrevista de archivo. «Él me dijo ‘está muy bueno y todo, pero… ¿por qué no probás de hacer algo en castellano?’. Y yo, que ya me estaba empezando a copar bastante con Los Gatos y eso, empecé a escribir en español».

«Lo primero que salió fueron las canciones como ‘Lo veo en tus ojos’, ‘Canción para una mujer’, ‘Luisito cortate el pelo’, ‘Tengo amor’ y alguna otra más que no debo recordar. Pero enseguida como que se fue transformándose más… bueno, ‘Canción para una mujer’ es bastante out, pero se puso más hardcore alternativo, digamos, en muy poquito tiempo que empecé a hacer discos. Cuando hice mi primer disco tenía 16 años», rememora el músico, compositor y productor ganador de dos premios Oscar.

Tras publicar varios singles que serían recopilados en 1969 en el LP «Blues de Dana», Arco Iris lanza en mayo de 1970 su álbum homónimo (conocido como «Arco Iris I» o «El álbum rosa»). El grupo, impulsado por Kleiman, había conseguido que varias de esas canciones sonaran en la radio, un medio de difusión importantísimo en aquella época.

Al respecto, Santaolla explica: «Ricardo Kleiman y Fernando Falcón tenían una sociedad y una agencia de venta de actuaciones que se llamaba Intershow, y en esa época Ricardo tenía ‘Modart en la noche’, que era el programa que uno, con la radio a transistores, escuchaba cuando debería estar durmiendo para ir a la escuela a la mañana… pero escuchaba ‘Modart en la noche’ y la competencia era ‘Música con Thompson & Williams'».

«Firmamos con RCA a través de un production deal que tenían ellos (Kleiman y Falcón) con la compañía», cuenta. «En esa época se usaba mucho que tocaran otros músicos en los discos. Orquesta yo usé, y orquesté yo. Aunque trabajé con (Rodolfo) Alchourrón realmente eran mis arreglos, me diseñé mi notación musical y le pasé instrumento por instrumento. Pero se usaba que hasta la base la tocaran otros músicos, ¿entendés? Muy pocos músicos tocaban ellos en sus discos».

«Nosotros grabamos ahí nomás de que Almendra grabara el ‘Tema de Pototo’ y todo eso, era todo alrededor de esa época. Y sí, tocamos nosotros todos los instrumentos y sí nos dejaron hacer básicamente lo que queríamos», clarifica.

«Siempre se buscaba como el single, y cuando llegó el momento de hacer el álbum, que fue el álbum rosa, nosotros ya teníamos como muy claro… yo tenía una visión muy clara de lo que quería hacer en términos de fusiones y de mezclas… folclore, tango, rock, blues, jazz y todo eso. Y bueno, hicimos un planteo y nos dijeron ‘ahí tenés el estudio, hagan lo que quieran’. Y la verdad es que fue muy bueno».

Arco Iris era ya mucho más que un grupo de rock. Con la guía espiritual de la modelo ucraniana Danais Winnycka (Dana), conformaron una comunidad en El Palomar, en el Oeste del Gran Buenos Aires, que se regía por estrictas normas naturistas: estaba prohibido el consumo de carne, alcohol, drogas y también el sexo.

En 1975, agobiado por el estilo de vida, Santaolalla deja la banda. Sin su voz principal, los restantes integrantes de Arco Iris publican el álbum «Los elementales» y luego emigran a Estados Unidos, donde tocan como acompañantes de Herbie Hancock, Lalo Schifrin y Chester Thompson, entre otros.

Foto: José Luis Perotta