El 30 de junio de 2003, fallecía en el Hospital Francés de Buenos Aires, la guitarrista, compositora y cantante María Gabriela Epumer. Tenía 39 años de edad. Los médicos que la atendieron dijeron que llegó al hospital con un paro cardiorrespiratorio y las tareas de reanimación que se le hicieron no funcionaron.
«María Gabriela llegó de una gira por la provincia de La Pampa y Mar del Plata con ese cuadro de salud. Fue a hacerse ver y se murió», indicó en aquel momento la madre de la artista. Epumer, que integró el grupo Viuda e Hijas de Roque Enroll y la banda de Charly García, estaba últimamente dedicada a promover su carrera como solista.
«La muerte de María Gabriela Epumer fue una falla en el sistema: si había alguien que por su modo de vida no podía morir, era ella. Buscaba la luz, el día, la claridad y la serenidad; era lo anti dark. No prolongaba las noches, no frecuentaba toxicidades y sin embargo tampoco era una santa. Sus costumbres eran muy sanas, de acuerdo, pero formaban parte de su credo personal y nunca criticaba a nadie por no seguirlas. Podía divertirse como cualquiera, y sus comentarios maliciosos eran la delicia de sus compañeros. Por eso, Charly García, que siempre la adoró y sintió muchísimo su muerte, la apodó Dead Mosquit. Ella a su vez lo bautizó El Niño, por los continuos desplantes de García, pero también por la corriente del mismo nombre que desataba huracanes, tempestades y arrasaba ciudades. Era apropiado», escribió el periodista Sergio Marchi en el diario Página/12, cuando se cumplieron diez años del deceso de la artista.
Epumer había comenzado su carrera a los 16 años, cuando ingresó a la banda de María Rosa Yorio, con la que grabó el disco «Con los ojos cerrados». Luego, integró Rouge con Claudia Sinesi y Andrea Álvarez. Este proyecto devino en Viuda e Hijas de Roque Enroll, una banda que se convirtió en un hito de la historia del rock argentino.
Viuda e Hijas de Roque Enroll fue -junto con Los Twist- uno de los grupos más desfachatados de los años 80. Con Claudia Ruffinatti (teclados), Claudia Sinesi (bajo y voz) y Mavi Díaz (voz), Epumer publicó tres discos de estudio: «Viuda e Hijas de Roque Enroll» (1984), «Ciudad Catrúnica» (1985) y «Vale cuatro» (1986). Con su siguiente proyecto, Maleta de Loca, un efímero grupo con su amiga Claudia Sinesi, grabó su placa debut en 1989, con producción de Ulises Butrón. Pero la Argentina de la hiperinflación también terminó con la vida del grupo.
«María Gabriela tocó con Fito Páez, con Luis Alberto Spinetta y siempre fue la compinche de cualquier músico que necesitara una buena guitarra y una dulce voz para un disco o un show. Utilizó su ascendencia mapuche como inspiración artística mucho antes de que se comenzara a hablar de los pueblos originarios y fue amasando con constancia y sin aspavientos una carrera solista que mostraba progresos disco a disco. ‘Señorita Corazón’ fue el debut en 1997 con su banda A1, nombre que Charly García le cedió; le siguió ‘Perfume’ en el 2000, y un año más tarde apareció un E.P. titulado ‘Pocket Pop’, que tenía la particularidad de venir en una cajita», recordaba Marchi en aquella nota publicada por el matutino porteño.
En enero del 2003 se editó «The Compilady», una recopilación de los tres primeros discos de la artista, en forma independiente, que incluye remixes, un tema nuevo y uno en vivo con Los Gauchos Alemanes, más seis tracks de video.
María Gabriela provenía de una familia llena de música. Era nieta de Juan Epumer, guitarrista del cantante de tangos Agustín Magaldi. Su hermano Lito Epumer, integró la última formación de Spinetta Jade y luego la nueva de Madre Atómica. Pero la figura artística más trascendente de la familia es su tía, Celeste Carballo.