Prince, quien por entonces ejercía una notable influencia en la escena musical mundial y tenía en la Argentina a dos seguidores notables como Charly García y Fito Páez, tocó una sola vez en el país 30 años atrás.
La fugaz presencia de Prince en la Argentina se concretó el 21 de enero de 1991 cuando, en la segunda jornada del Festival Rock & Pop que dicha emisora radial organizó en el estadio de River Plate, el músico actuó ante unos escasos 25.000 espectadores.
Prince tocó exactos 77 minutos, el tiempo que marcaba el contrato que había firmado para su participación en el festival, pero lo breve de la presentación no disimuló lo contundente y notable de la performance que comandó desde el piano, la guitarra y la voz.
Entonces el músico fallecido el 21 de abril de 2016 a los 57 años compartió actuación con el guitarrista Levi Seacer, la cantante y tecladista Rosie Gaines y el baterista Michael Bland.
En la crítica publicada en la revista Pelo en marzo de 1991, el periodista Juan Manuel Cibeira escribió: «Contundente, espectacular y frustrante. Estos tres adjetivos alcanzan para una comprensión mínima de lo sucedido en el estadio de River la noche de la segunda jornada del festival Rock & Pop. Un evento caracterizado por la escasa concurrencia, algo más de diez mil personas, y la enorme expectativa que despertaba la presencia de Prince».
«Es que como alguien dijo en las plateas ‘somos pocos pero los mejores’, reemplazando esta última palabra por incondicionales, que define más nítidamente una audiencia que sí sabía con quién se iba a enfrentar esa noche».
«La crisis, la falta de difusión y las características de avanzada de su propuesta, impidieron que uno de los mejores shows del rock del mundo tuviera adecuada repercusión en nuestro medio».
«También es indiscutible que Prince a comenzado a descender de su pináculo de gloria, algo lógico para quien guió y expandió la música en los 80. Sin embargo, la decadencia aquí no se había notado sencillamente porque nunca llegó el éxito. De lo que se trataba era de la posibilidad de ver un pantallazo de ese hombre y su obra, del que marcó definitivamente una etapa en la música popular».
«Y en ese sentido Prince cumplió acabadamente, su breve show fue el espectáculo de rock más brillante qe haya estado en el país. Transgresor nato, burlador constante de todos y cada uno de los tics del ‘show biz’, Prince jamás hace concesiones al lugar común, al recurso predecible».
«Cuando el espectador cree haber dominado la canción y el ritmo, la sorpresa está omnipresente en el espectáculo. Tampoco el repertorio presentado -apenas nueve canciones- hizo lugar a la condescendencia con el público. Como nunca el rap hizo su debut sobre un escenario porteño. Prince es un artista de vanguardia y está corriente que está revolucionando la música pop no podía estar ausente. Pero no fue el ritmo excluyente, también hubo funk, rockanroll y hasta armonías tradicionales del jazz».
«Después de intentar vanamente que el público lo siguiera en las últimas canciones, y sin que mediara más que un ‘go home’ (vayan a casa) desapareció de la escena . ¿Capricho, enojo, delirio? Es difícil saber lo que pasa por la mente de un divo como Prince, tal vez el desconocimiento del material por parte de la audiencia o la poca magnitud de ésta, desanimaron al talentoso músico que se retiró cumpliendo escrupulosamente su contrato sin regalar ni una sola nota de más».
«Pero pasado el natural resentimiento y haciendo un análisis más objetivo hay que decir que este show duró lo mismo que el de David Bowie, pero la diferencia artística fue abismal. Prince dio un espectáculo que no ‘cerró’ dentro de las pautas convencionales de un show de rock. Sin embargo, la espectacular puesta escénica (las mejores luces que se hayan visto nunca) y la calidad del material presentado obligan a reconocer que, lejos de decepcionar, Prince fue tan bueno como para dejarnos absolutamente sedientos y calientes después de una hora y veinte minutos de show».
«Hasta en eso fue anticonvencional y único. No fue un coito convencional, fue simplemente una fugaz e intensa serie de abrasadoras caricias que nos dejaron con ganas de más. Nos quedamos muy calientes, pero ¿recuerdan algún concierto en el que al terminar hayan sentido algo tan intenso?…».
Dos referentes locales como Luis Alberto Spinetta y Charly García confesaron por aquellos días la magnitud del impacto de ver a Prince tocando por estos lares.
El «Flaco» sostuvo que «Prince es un músico avanzado. Pude comprobarlo en la prueba de sonido, sin una persona en el estadio, y me volví loco. Quizá a mucha gente se le haga incomprensible su música, pero a mí me deslumbró».
El líder de Sui Generis y Seru Girán, por su parte, señaló que la visita de Prince «me parece un milagro. Para mí no fue un show corto, si seguía me desmayaba».
Con información de Télam y Revista Pelo.