Se necesita mucha valentía para disolver una banda en su mejor momento e inmediatamente embarcarse en una carrera solista. Y Sting lo hizo.
«Esta decisión, lo admito, no era particularmente lógica», refleja Sting en su libro «Lyrics» (2007). Había muchas dudas en su círculo más íntimo de si era realmente una idea sabia abandonar The Police después de haber conquistado el mundo con «Synchronicity». Sin embargo, Sting dijo que decidió creer en cambio que «el impulso de la banda había sido tal que la gente por lo menos tendría curiosidad por lo que estaba haciendo».
Al igual que otros cantantes de rock que abandonaron sus bandas después de lograr picos de ventas a mediados de los 80 (incluidos los de Van Halen, David Lee Roth y de Chicago, Peter Cetera), Sting tenía la importante ventaja de ser el dueño de la voz que los oyentes asocian con sus más grandes éxitos. Incluso si lo que estaba haciendo no tenía mucho en común, musicalmente hablando, con lo que había hecho antes.
Pero como Sting demostró con su debut en solitario, «The Dream of The Blue Turtles», la inquietud que siempre había mostrado se encontraba encajonada dentro de los parámetros del rock. Como le dijo a Record, quería erosionar las fronteras entre el rock y el jazz mediante la contratación de un grupo de músicos con talento suficiente para tocar en un vocabulario que pudiera combinar los elementos de ambos.
«Mi intención era utilizar músicos que tuvieran la delicadeza de tocar jazz, aunque sin hacer música con esa etiqueta. Creo que tenemos suficiente espontaneidad en el disco y, sin embargo la disciplina suficiente para haber entrado en algunos terrenos que los discos más pop no llegan», argumentó.
«Mucha gente se sorprendió de cómo suena este disco, porque no es jazz, pero tampoco es un álbum de pop mainstream. Será interesante ver cómo la radio se ajusta a estas canciones. Si es que se ajustan», indicaba en aquel momento.
Y las radios se ajustaron bastante bien. Publicado el 2 de junio de 1985, «The Dream of The Blue Turtles» alcanzó el número 2 en el Billboard 200, vendiendo tres millones de copias en los Estados Unidos y generando cuatro singles que alcanzaron el Top 40 en ese país: «If You Love Somebody (Set Them Free)», «Russians», «Fortress Around Your Heart» y «Love Is The Seventh Wave». En general con muy buenas críticas, también llegó a reunir un par de nominaciones a los Grammy, una a la Mejor Interpretación Vocal Pop Masculina y otra para Álbum del Año.
Mientras Sting hacía lo que se propuso hacer en términos de alistar brillantes músicos -incluyendo al saxofonista Branford Marsalis, al tecladista Kenny Kirkland, al baterista Omar Hakim y al futuro bajista de los Rolling Stones Darryl Jones-, aún hablaba esencialmente el mismo idioma que siempre tenía, un pop inteligentemente escrito con letras inspiradas en la literatura y arreglos globalizados. Como lo atestiguaron las ondas de radio, no había perdido su capacidad para hacer estribillos y, a veces -como en «Fortress Around Your Heart»- sonar parecido a The Police.
Era, en otras palabras, un álbum para nada tan extraño como su título -una imagen evocadora que Sting dijo fue inspirada por un sueño real. «Tuve un sueño en el que estaba de vuelta en casa en Hampshire, mirando por la ventana en ese gran jardín amurallado, con una cama de flores muy limpia y mucho follaje. De repente, de un agujero en la pared vinieron unas enormes, agresivas y bastante borrachas tortugas azules. Empezaron haciendo volteretas y otras acrobacias, y mientras tanto destruían por completo mi jardín», dijo Sting a la revista Spin. «Para mí, las tortugas son símbolos del subconsciente, porque viven bajo el mar, lleno de potencial no realizado, con un significado muy junguiano… Quería destruir un montón de ideas preconcebidas y expectativas, y hacer algo inquietantemente diferente. Estas tortugas azules eran estos músicos que me ayudaron. Y lo hicieron».