El período previo al séptimo álbum de The Cure, «Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me», lanzado el 25 de mayo de 1987, no fue tan inesperado. Los años y álbumes que precedieron a ese disco doble dieron señales para cualquiera que prestara atención, desde los momentos más pop y menos sombríos que se encuentran en los discos previos hasta la creciente ambición de Robert Smith durante los ocho años de carrera discográfica de la banda.
Pero todavía hubo una sensación de sorpresa gratificante tras el lanzamiento de «Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me». Había momentos en «The Head on the Door» (1985) que fueron más optimistas y exuberantes que todo lo que The Cure había puesto en un álbum hasta ese momento. Canciones como «In Between Days» y «Close to Me» probablemente no podrían haber aparecido en medio del gótico de tono sombrío que representaban discos como «Pornography» (1982) y «The Top» (1984).
Los signos de exclamación en «Hey You!» y «Hot Hot Hot!!!» fueron indicios de que The Cure había llegado a una nueva era, pero la confirmación llegó en la música: saxos, sintetizadores a todo volumen y la nueva y franca apertura de Smith a las melodías pop se escuchan a lo largo del álbum. Todavía hay canciones como «Torture» y «Shiver and Shake», porque The Cure nunca abandonaría sus raíces oscuras y post-punk. Pero «Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me» es su primer álbum pop real.
En muchos sentidos, las 18 canciones y los 75 minutos de duración señalaron el camino hacia su futuro.
The Cure había incorporado recientemente al tecladista Roger O’Donnell, quien había formado parte de los ascendentes Psychedelic Furs. Sobre esta variante, Smith dijo en una entrevista con la revista Pelo en aquel momento: «Creo que es bueno aportar nuevas ideas y conceptos a la banda. Lo importante siempre es sumar, creo que a esta altura de las cosas The Cure está consolidado como una férrea unidad. Esto significa que podemos consolidar aún más nuestra idea musical con otro músico, en este caso un tecladista que nos facilita mucho las cosas en vivo. Todo sirve para continuar adelante con esta banda, sobre todo ahora que el desafío es conquistar América».
The Cure estaba en un punto alto comercial cuando sus integrantes entraron al estudio en 1986 para comenzar a trabajar en el álbum. «Head on the Door» no solo fue su disco que había llegado más alto en las listas de éxitos en su Reino Unido natal hasta ese momento, alcanzando el número 7, sino que también fue su primera entrada en el Top 100 en los Estados Unidos, donde alcanzó el puesto 59. Después de eso, una compilación de singles, «Standing on a Beach», lanzada en mayo de 1986, se ubicó aún más alto a ambos lados del Atlántico.
La expectativa creció por el nuevo álbum, más que por cualquiera de los discos de la banda hasta ese momento. Eso fue gracias en parte a la radio de rock alternativo en los Estados Unidos, que se estaba expandiendo rápidamente a un mercado nuevo y audaz para artistas que no encajaban en los medios más tradicionales. Animado por el éxito de «Head on the Door» y, en particular, por sus dos singles radiales, Smith convirtió el séptimo álbum de The Cure en una amalgama de su pasado, tanto lejano como reciente: en parte era delirio post-punk, en parte gótico y en parte rock alternativo.
El primer single «Why Can’t I Be You?» sirve como una invitación a este nuevo rumbo de The Cure. Pero es el tema central del álbum, la radiante «Just Like Heaven», el que finalmente le dio a la banda su primer éxito en el Top 40 en los Estados Unidos (aunque alcanzó solo el puesto 40). Muy lejos de «The Hanging Garden».
The Cure siguió jugando con las expectativas: las encuentra en «The Snakepit» y las desafía en «Catch». Mucho de lo que aparece en «Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me» puede encontrarse en los próximos discos de The Cure, en particular en el innovador «Disintegration» (1989). De alguna manera, «Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me» representó un nuevo comienzo de The Cure, ya que según el mismo Smith sostuvo en la mencionada entrevista con la revista Pelo, «se trata de mostrar el final de lo que vinimos haciendo estos últimos diez años. Es como un trabajo retrospectivo. Son todos fragmentos de cosas pasadas, fragmentos que me gustaron en particular».
Había más por venir, por supuesto, pero el éxito de «Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me» en general y «Just Like Heaven» en particular abrió una puerta para la banda. «Es la mejor canción pop que The Cure jamás haya hecho», dijo Smith a Blender en 2003, descartando las nociones preconcebidas que cualquiera podría tener sobre la reputación gótica y las prioridades del grupo. Ahí es donde pertenecían, reconoció, y no había vuelta atrás.