A menudo se dice que antes del amanecer siempre está más oscuro. Esto ha demostrado ser particularmente cierto para los fanáticos de Yes, quienes soportaron la fea ruptura de la banda en 1981 solo para ver dos años después a las leyendas del rock progresivo resurgir de las cenizas con uno de sus álbumes más populares.
El undécimo LP del grupo, «90125», fue publicado el 7 de noviembre de 1983, el feliz resultado final de una larga serie de idas y vueltas que incluyeron otra ráfaga de cambios en la formación del grupo, ya famoso por las constantes fluctuaciones en su alineación. De hecho, si bien las idas y vueltas se habían transformado en habituales en la banda, «90125» ni siquiera comenzó como un álbum de Yes. Después del disco «Drama» de 1980, bastante mal recibido, el grupo implosionó, con el bajista Chris Squire y el baterista Alan White yéndose de la banda.
Sabiendo que todavía querían seguir haciendo música juntos pero sin estar seguros de qué forma debía tomar, Squire y White incursionaron en un par de proyectos de corta duración (incluido lo que habría sido un supergrupo con un sonido poderosamente intrigante con Jimmy Page) antes de poner manos a la obra en un proyecto con el guitarrista Trevor Rabin. Aunque muchos fans de Yes no lo conocían, Rabin había estado rondando el eje de la banda durante algún tiempo, hasta el punto de que casi termina uniéndose a Asia con los exmiembros de Yes Geoff Downes y Steve Howe.
Aparte de sus considerables habilidades con la guitarra y una fuerte voz para cantar, Rabin aportó un montón de canciones a la nueva banda, que eventualmente se llamaría Cinema, un grupo cuyas filas se ampliaron rápidamente para incluir al extecladista de Yes, Tony Kaye. Cuando Cinema entró en el estudio a fines de 1982, había empezado a parecer menos un nuevo emprendimiento y más una iteración de Yes. Una vez que el excantante de Yes, Jon Anderson, escuchó lo que estaba haciendo el nuevo grupo en los primeros meses de 1983, era obvio que la banda se reformaría en serio.
Aunque Rabin inicialmente se mostró reacio a hacer el cambio de Cinema a Yes, y se enfureció ante la idea de que algunos lo vieran como un miembro sustituto de la banda, finalmente se dejó convencer por el entusiasmo de Anderson. Mirando hacia atrás, es fácil ver por qué: aunque Yes había sufrido de falta de dirección en los años previos a «90125», la afluencia de nuevas ideas de Rabin, junto con la producción limpia y tecnológicamente impulsada de Trevor Horn, le dieron al grupo un nuevo sonido que logró ser fresco y al mismo tiempo llevar muchas características del pasado de la banda.
Lo mejor de todo, al menos desde la perspectiva del sello, fue el enfoque eminentemente radiofónico de las composiciones de Rabin. Mientras que las letras de Anderson tendían a centrarse en temas más esotéricos, Rabin tendía a temas más pop. Y aunque Yes nunca sería considerado realmente como una banda Top 40, los programadores de radio no tenían forma de resistirse a temas cargados de ganchos como el primer single del álbum, «Owner of a Lonely Heart».
Con una guitarra chirriante, sintetizadores ruidosos y una voz altísima de Anderson, la canción marcó el comienzo de una nueva era para Yes, y también bastante lucrativa. «Owner of a Lonely Heart» finalmente se convirtió en el primer y único éxito de la banda en las listas, ayudando a enviar a «90125» al Top 5 de Billboard y allanando el camino para tres singles más (uno de los cuales, «Leave It», ingresó al Top 40 al año siguiente). Ciertamente no era «Tales From Topographic Oceans», pero sí fue identificable, y amplió la audiencia de la banda a un grado que nadie podría haber imaginado antes.
Desafortunadamente, como solía ocurrir con Yes, la armonía duró poco. De hecho, Kaye dejó la formación incluso antes de que «90125» estuviera terminado, lo que obligó a Rabin a encargarse de una parte sustancial del trabajo del teclado. Aunque Kaye regresó a tiempo para la gira, las continuas tensiones con Horn agregaron otra capa de dificultad a las ya desordenadas sesiones del siguiente álbum.
Cuando Yes volvió al estudio habían pasado cuatro años y el resultado –»Big Generator» de 1987– no era ni tan cohesivo ni tan vanguardista como su predecesor. A fines de 1988, Yes se había dividido en diferentes facciones una vez más… y otra reunión aparecía en el horizonte.