En la noche entre el 2 y el 3 de julio de 1969 era encontrado en su piscina el cuerpo sin vida de Brian Jones, uno de los fundadores de los Rolling Stones. Medio siglo después, su muerte sigue envuelta en un misterio.
Una muerte misteriosa
La tumba de Lewis Brian Hopkin Jones indica como la fecha de su muerte el 3 de julio de 1969, es decir, hace exactamente 50 años. Esa mañana, su cuerpo sin vida fue encontrado en el fondo de la piscina de su casa en Hartfield, Sussex, Inglaterra. Su novia, la sueca Anna Wohlin, creyó que todavía estaba vivo, convencida de que sentía el latido de su corazón.
La muerte está envuelta en un misterio. El caso y las investigaciones se cerraron casi de inmediato y en muy poco tiempo desaparecieron muchos objetos de Brian: ropa, instrumentos musicales, otras cosas presentes en la casa, incluidas, aparentemente, cintas inéditas. En poco tiempo los instrumentos comienzan a aparecer en los mercados de coleccionistas.
Hoy se menciona que la muerte fue el 3 de julio. Sin embargo, parece que el cadáver fue encontrado mucho antes de la medianoche, es decir, en el día 2. Brian Jones sufría de asma y siempre estaba con un pequeño inhalador. La tesis más acreditada es la de asesinato, confesado en su lecho de muerte por Frank Thorogood, un obrero de la construcción que estaba trabajando en la casa de Jones. Parece que ambos estaban jugando en la piscina y que Thorogood puso la cabeza de Jones bajo el agua y que el músico, complicado por el asma, comenzó a respirar mal mientras se hundía hasta el fondo de la piscina. Thorogood regresó a su casa asustado.
Keith Richards siempre declaró que Jones era un gran nadador, que lo había visto moverse con gran agilidad en mares agitados y que nada lo podría haber asustado dentro de su propia piscina. El primero del famoso «Club de los 27», Jones siempre ha sido considerado víctima de sí mismo, de sus excesos con alcohol y drogas y su inquietud. Sin embargo, muchos indicaron que, en el momento de su muerte, Brian había renunciado desde hace algunas semanas al consumo de sustancias.
Los orígenes
Jones nació en Cheltenham, Gloucestershire, en 1942, en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial. Aunque la música no era su trabajo, sus padres eran músicos y, desde temprana edad, Brian desarrolló un talento musical natural, primero dedicándose al piano, luego en el clarinete y el saxo, mostrando sobre todo una increíble velocidad de aprendizaje de cada instrumento. lo que lo llevó a concentrarse en el estudio de uno y luego pasar al siguiente.
Jones era un animal de la música, increíblemente capaz, tanto en la escuela como en el pentagrama, ya que Jones, a diferencia de muchos de sus contemporáneos de gran fama, podía leer y escribir música. Un estudiante modelo, a pesar de una aversión natural a las autoridades, Jones pronto abandona su hogar, comienza a vivir la vida de un bohemio sin hogar, toca en la calle y deja a tres mujeres diferentes embarazadas. El primer hijo, dado en adopción al nacer, nunca conocería a su padre.
El alma de los Stones
En todos los aspectos, Brian Jones fue el verdadero fundador de los Rolling Stones. Después del jazz que lo había llevado al saxo muchos años antes, se terminó enamorando del rhythm and blues. Sin embargo, fue el jazz lo que lo reunió con Mick Jagger en un club nocturno. En ese momento, Jones estaba en el escenario tocando, mientras que Jagger, quien inmediatamente presentó a Richards como guitarrista, fue un simple espectador.
El nombre de Rolling Stone fue elegido por Jones en honor de «Rollin ‘Stone» de Muddy Waters, de manera improvisaba mientras hablaba por teléfono con el gerente del club tratando de convencerlo de que dejara actuar a la banda. En ese momento, Brian Jones vivía con Jagger y Richards en un departamento de mala muerte en el área de Chelsea.
No solo fue uno de los primeros en la ciudad de Londres en tocar la guitarra slide (¡y cómo!), sino que pasó horas con Keith formándolo escuchando los discos de blues americano y enseñándole a Jagger a tocar la armónica.
Además de todo esto, también fue el mánager del grupo, pasando horas y horas tratando de agendar nuevos conciertos en los lugares donde había blues y en los clubes de jazz de la ciudad.
Mientras Mick Jagger daba sus primeros pasos como cantante, Brian buscaba dinero, trataba con los dueños de los locales y pasaba horas diciéndole al mundo quiénes eran los Stones. Y luego se subía al escenario para mostrar al verdadero artista multi-instrumentista que se divertía y calentaba al público.
La reunión con Andrew Oldham, quien pronto se convirtió en el co-manager de la banda, cambió las cosas. Él fue quien implementó esa imagen de chicos malos para los Rolling Stones, en comparación con los Beatles. La idea funciona y el éxito crece. El papel de Jones se vuelve marginal, tanto desde el punto de vista organizativo como desde el punto de vista de la imagen artística. A partir de ese momento, el foco de atención se traslada a la pareja Jagger-Richards, en la línea de Lennon-McCartney.
El fin
Y sin embargo, en esos años, Brian Jones era el verdadero Rolling Stones. Los definió y, de alguna manera, fue el alma de la banda y eso se refleja en la discografía del grupo en aquellos primeros años.
Pero el 8 de junio de 1969, menos de un mes antes de su muerte, Mick, Keith y Charlie Watts iban a comunicarle a Brian que estaba despedido y que iba a ser remplazado por Mick Taylor, el niño prodigio de 20 años del grupo de John Mayall.
Fue Mick el que empezó a hablar, exponiendo los problemas que tenían con Brian. Según les había recalcado el semi-gangster Allan Klein, el nuevo mánager de los Stones, Brian no podía entrar en los Estados Unidos, le habían denegado la visa por culpa de sus dos condenas por consumo de drogas. Por lo tanto, el grupo no podía salir de gira o actuar con él.
Demasiado triste, demasiado emocional, inquieto, inestable, acurrucado en un rincón del estudio llorando durante las últimas sesiones cuando él, el gran músico del grupo, le pregunta a Jagger: «¿Qué debo tocar?» y el cantante respondió: «lo que puedas». Pero en los Stones había hecho y tocado todo, los había llevado desde el blues original hacia otro blues, el inglés, y los había conectado a lo contemporáneo, al Swingin’ London, del cual él solo, en el grupo, había sido un verdadero protagonista.
Con los Stones, Brian Jones había tocado guitarras, sitar, tambura, dulcimer, piano, órgano, mellotron, clarinete, saxofón, xilófono de marimba… El rey de la guitarra slide había anticipado los tiempos del pop, había acompañado a la psicodelia, los toques de clase, como ese sitar en «Paint It Black» inspirado por su amigo George Harrison, quien años más tarde lo recordaría así: «Nació el 28 de febrero de 1942, yo nací el 25 de febrero de 1943… él estaba en el grupo con Mick y Keith, y yo estaba en el grupo con John y Paul, por lo que hubo una especie de entendimiento natural entre nosotros. Las posiciones eran similares, y a menudo sentí que estábamos en momentos difíciles. No había nada en sus problemas que un poco más de amor no hubiera solucionado. Creo que él no tenía suficiente amor y comprensión. Fue muy amable, sincero y sensible, y debemos recordar que lo fue».
El adiós en el Hyde Park
Mick Jagger y compañía despidieron al genio creativo e intuitivo, al alma musical del grupo, con un gran concierto en el Hyde Park de Londres que convocó a 500.000 personas. Un concierto gratuito que se celebró el 5 de julio, dos días después de la muerte de Jones.
Durante el concierto, miles de mariposas blancas fueron liberadas desde el escenario. Pero una vez que las cajas fueron abiertas, las mariposas cayeron horriblemente sobre las tablas por el calor, creando involuntariamente una terrible metáfora.
El concierto había sido organizado desde hace algún tiempo para presentar al mundo el remplazante de Jones, al nuevo guitarrista de la banda. Los Stones abren el concierto con una canción de Johnny Winter, uno de los favoritos de Brian, «I’m Yours and I’m Hers», y Jagger leyó algunos extractos de «Adonais», la poesía de Percy Bysshe Shelley sobre la muerte de su amigo John Keats.