Hace 75 años nacía en Londres Keith Moon, el exuberante y malogrado baterista de The Who, famoso por un desbordante estilo interpretativo que tenía correlato en una extrovertida personalidad, marcada por los excesos y un comportamiento temerario capaz de llevar las situaciones al límite.
Moon fue famoso por poner en un primer plano sonoro a su batería con permanentes redobles, uso de doble bombo y recurrentes golpes de platillos -en vez de centrarse en llevar un tempo perfecto- y por coronar los shows con el destrozo total de su instrumento.
Esa manera de tocar y su postura corporal al hacerlo fue la inspiración para el personaje «Animal», el alocado baterista de Los Muppets.
Pero también alcanzó celebridad por sus bromas «pesadas», generalmente basadas en la destrucción total de las habitaciones de los hoteles en donde se hospedaba durante las giras.
Entre otros hitos en tal sentido destacan sus habituales revoleos de televisores por la ventana, el uso de petardos de gran potencia para destrozar sanitarios y hasta sumergir un automóvil Rolls Royce en una piscina.
Por todas estas cuestiones, al músico fallecido en 1978, con apenas 32 años por una sobredosis de pastillas y alcohol, se lo conoció como «Moon The Loon» (Moon el chiflado).
Desde pequeño, la personalidad de Moon, quien nació un 23 de agosto de 1946, fue un problema para sus educadores debido a su hiperactividad y su incapacidad para mantener la atención, algo que solo podía controlar si escuchaba música.
Con evidentes problemas en su escolarización, el joven Keith puso todas sus esperanzas en la batería y, tras pasar por varias bandas, se sumó a The Who en 1964, cuando el grupo ya contaba con algún proyecto serio para grabar un primer disco.
Moon completó un explosivo combo caracterizado por las poderosas bases de guitarra de Pete Townshend, los aullidos del cantante Roger Daltrey y el omnipresente bajo de John Entwistle. Allí, librado de llevar el tempo de las canciones, el baterista desplegaba un arrollador estilo como si estuviera permanentemente haciendo un solo.
El set en vivo era coronado con la destrucción total del instrumento, algo en lo que competía con el líder Pete Townshend; aunque Moon lo superó cuando en una ya mítica actuación televisiva cargó de pólvora los tambores y provocó una miniexplosión que dejó con una sordera temporal a su compañero guitarrista.
A lo largo de los años 70, a la par del crecimiento del grupo y de su posicionamiento como uno de los mejores shows en vivo que ofrecía el rock, Moon acrecentó su comportamiento desenfrenado, tanto arriba como abajo del escenario.
Sus destrozos en los hoteles provocó que muchas cadenas internacionales prohibieran de por vida el alojamiento del grupo en sus instalaciones. Uno de los momentos en que llevó eso al extremo fue cuando mientras se dirigía a un aeropuerto en medio de un gira, pidió de manera insistente regresar al hotel en donde se había hospedado con la excusa de que había olvidado algo y, una vez allí, arrojó el televisor por la ventana.
Sin embargo, Moon era un personaje querido en el ambiente por su buen humor y respetado entre los músicos por su veloz y musical estilo para tocar la batería. Entre sus amigos entrañables se encontraban los exbeatles Ringo Starr y John Lennon, Alice Coooper y Harry Nilsson.
Pero así como fue el compañero de juerga de Lennon en el llamado «fin de semana perdido», famoso por tenerlos como protagonistas de algunos escándalos públicos en bares. También fue quien dio a Jimmy Page la idea de llamar Led Zeppelin a su banda, cuando le auguró un estrepitoso fracaso y le dijo que el grupo que estaba armando se vendría abajo como un «zeppelin de plomo».
Y a pesar de su comportamiento errático, que alguna vez hizo que se desplomara sobre la batería en un show en vivo, no frenó la impresionante carrera artística de The Who.
En los últimos años de su vida, Moon intentó combatir su adicción al alcohol con un excesivo consumo de pastillas para la abstinencia. El 7 de septiembre de 1978 ingirió 32 de ellas y su cuerpo no lo soportó.
The Who intentó seguir su camino con el exFaces Kenney Jones en su reemplazo, pero no pudo mantener la magia. Actualmente, su lugar es ocupado por Zak Starkey, el hijo de Ringo, quien solía llamar «tío» a Moon y a quien le enseñó los primeros palotes en la batería. Ahora sí, el legado está a salvo.
Texto: Hernani Natale / Télam