Con un segundo disco editado en el que afianza su carrera solista, Jorge Araujo, reconocido popularmente por su paso como baterista en Divididos y por su labor actual en ese rol en el trío Gran Martell, afirmó que en esta nueva faceta le resulta «liberador» dejar su lugar detrás de ese instrumento a otros intérpretes.
«En general, si me puedo correr de la ejecución de la parte baterística, en algunas canciones me resulta liberador, porque también disfruto de escuchar cómo tocan otras personas una canción que hice yo», confesó en declaraciones a la agencia Télam.
Así resulta en «Cuerpocomoderno», segunda entrega solista tras «A un minuto de envejecer», de 2018, en donde las baquetas recayeron en manos de Maxi Larreta y de Diego López Arcaute (en el tema «Ay, ay, ay»).
«Me parece buenísimo que quizás muchos bateristas escuchen el disco pensando: ‘A ver qué tocó Araujo’ y se encuentren con una situación rítmica totalmente distinta y con esos arreglos de voces», planteó el músico.
De esta manera, Araujo se concentra en la interpretación vocal, en donde muestra evidentes progresos con respecto a su primer opus, además de presentar un trabajo más desarrollado en lo referente a la producción y a la búsqueda de un sonido, una tarea compartida junto con César Silva.
En tal sentido, «Cuerpocomoderno» presenta composiciones y arreglos más complejos que su antecesor, que se caracterizaba por sus canciones despojadas; algo que se refuerza con la presencia de invitados, como el caso de Ricardo Mollo en el tema que le da nombre al disco; el tecladista Álvaro Torres; el percusionista estable de la Orquesta del Teatro Colón Gustavo Alfieri, Larry McNally, su compañero en Gran Martell Gustavo Jamardo y el saxofonista Pablo Rodríguez.
Además, al igual que en sus shows en vivo, el músico está acompañado por una banda conformada por César Silva en guitarras, Federico Palmonella en bajo, Maxi Larreta en batería, Pilar Ezcurra en coros y arreglos vocales y Laura Migliorisi en coros, en tanto que el arte de tapa fue creado por Gastón González.
Mientras prepara un nuevo material audiovisual con Gran Martell, Araujo brindó detalles sobre su segundo trabajo solista y reflexionó acerca de su búsqueda musical en su proyecto solista.
P: ¿Había una idea de un segundo disco luego de lanzar «A un minuto de envejecer» o fue un emergente de la pandemia y su consecuente confinamiento?
Jorge Araujo: El disco ya lo tenía porque, una vez que salió el primero, que fue toda una novedad para mí y para un montón de gente, seguí componiendo y me seguí juntando con César y trabajando. Lo que complicó la pandemia fue terminarlo, porque no nos podíamos juntar en un estudio, pero igual decidimos avanzar con las problemáticas que fueran surgiendo. De hecho, antes de publicarlo en plataformas me preguntaba si no habría olvidado algo, porque como cambiaron tanto los parámetros, se pierde un poco la noción de lo que venís trabajando.
P: Y en ese contexto, ¿qué te pareció el resultado final del disco? ¿Se asemeja a lo que proyectaste en un primer momento?
JA: Como todo primer disco, eran tantos los elementos que quería tener en cuenta en «A un minuto de envejecer» que me desbordó un poco. Acá hay varias letras escritas por mi pareja Pilar Ezcurra; además ella trabajó mucho en coros muy importantes, así que dejé muchas cosas de arreglos vocales en sus manos y me concentré más en la música, en la manera de interpretar. También elegí mejor las canciones que iban a ser parte del disco y dejé afuera algunas que podían parecerse en sonido o estructura, por eso este disco suena tan heterogéneo. De hecho, creo que hay una dirección en lo artístico a nivel global, pero no hay un tema que por sí solo represente al disco.
P: En el disco anterior hay una impronta de cantautor más despojada y una urgencia en la canción, mientras que aquí hay más desarrollo sonoro, más producción. ¿Era ese un objetivo que perseguías?
JA: No sé si es así. Lo que sí, ojalá estemos hablando de una evolución. No me di cuenta pero tal vez el haber sacado el primer disco me haya dejado tranquilo en el sentido de haber mostrado esa voz de cantautor, entonces puse la energía en otras cosas. Tal vez hay cosas en este disco que no estaban en el anterior porque no me dio el cuero. Pero creo que lo que pasó es que hubo cosas que no me animé en el primer disco y, una vez que me saqué esa mochila, me decidí a ir por esos lados.
P: Si como decías antes no hay un tema que represente todo el disco, ¿por qué la elección del título de la canción grabada con Mollo para nombrar al álbum?
JA: «Cuerpocomoderno» es la unión de tres palabras que son cuerpo poco moderno. Básicamente tiene que ver con los años y, cuando estaba haciendo la canción, no entraban las palabras y apareció ese concepto que me resultó tan fuerte que no quise dejarlo en un segundo plano. No sentí ningún otro nombre tan identificativo como ese.
P: Al igual que en el título del primer disco, está muy presente el hecho de envejecer. ¿Podés asegurar que cantás para la gente de tu generación?
JA: Obviamente que yo canto y tiro cosas con las que me identifico, aunque la letra la haya escrito otro, hablándole a la gente de mi edad, pero me sorprendo con comentarios en las redes de gente muy joven. Tal vez es gente que escucha otra música pero que le gustó alguna canción mía. Así que no considero que lo mío esté solamente dirigido a una franja de público. Cuando escuchás un artista, no importa su edad, sino si es o no honesto. Eso es lo que yo admiro y el motivo por el cual puedo seguir a alguien. Ojalá pase lo mismo conmigo. Es cierto que cuando uno está haciendo una canción, no la hace pensando en el público, pero sí me interesa qué pasa con las devoluciones. No me gusta que no pase nada. Te puede gustar o no, pero algo te tiene que pasar porque yo dejé todo ahí.
Texto: Hernani Natale / Télam