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La asociación de Pussy Riot con raperos argentinos en la canción de protesta «1312»

31/05/2020 - Noticias, Estrenos, Videos
La asociación de Pussy Riot con raperos argentinos en la canción de protesta «1312»

El colectivo artístico feminista ruso Pussy Riot se unió a los raperos argentinos Parcas, Dillom y Muerejoven para una canción de protesta titulada «1312». Se trata de una crítica a los femicidios y a la violencia policial en América Latina.

En una entrevista con la agencia Télam, Nadya Tolokonnikova, la activista rusa e integrante de Pussy Riot reconocida por sus intervenciones en defensa de los Derechos Humanos y de la Mujer, expresó: «No necesitamos policías para castigarnos y matarnos sin razones, como pasó recientemente con George Floyd en los Estados Unidos».

Tolokonnikova es una de las pocas caras visibles del colectivo, que oculta su identidad detrás de coloridos pasamontañas. En 2012 debió cumplir dos años en prisión tras una performance anti Putin realizada en la Catedral de Cristo Salvador, en Moscú. Sin embargo, eso le valió las distinciones Lennon-Ono por la paz y Hannah Arendt por el pensamiento político.

Pussy Riot, colectivo que volvió a irrumpir en titulares durante los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi (2014) y más recientemente en el Mundial de Fútbol de Rusia (2018), lanzó el video de «1312», cifra usada en el universo anarquista y que significa «All Cops are Bastards» («Todos los policías son bastardos»), en su canal de YouTube.

Mezclado por Chris Graetti y compuesto por Tolokonnikova y los raperos argentinos Parcas, Dillom y Muerejoven, el tema se inspira en las protestas chilenas de finales de 2019 y la fortaleza de los manifestantes frente a los abusos de las fuerzas de seguridad.

«Somos todos anarquistas y cada uno de nosotros había tenido experiencias desagradables con los policías», expresó Tolokonnikova. «En vez de protegernos, nos golpean, gasean y asesinan. Los cuatro odiamos los crímenes violentos que cometen a diario, así que decidimos gritarlo en una canción. Las fuerzas policiales no están al servicio de la gente, como deberían, y son utilizadas por las élites para desarticular los movimientos sociales que desafían el status quo».

La artista y activista comentó que visitó cárceles en Alemania. «Allá lograron construir un sistema penitenciario más ‘humano’. No hay cárceles ideales, pero algunas son más humanas que otras, y me contaron que la forma fue poner a ciudadanos a cargo», indicó. «En una prisión de la ex-Stasi (servicio de inteligencia de Alemania del Este), donde solían matar y torturar personas, ahora tiene como jefe a un trabajador social abolicionista. Transformó la prisión en una organización cuya meta es ayudar a la gente a adaptarse a una vida futura fuera de las cárceles. Todo es realizable, lo que importa es si tenemos voluntad para lograrlo».

Tolokonnikova dijo que para mantener la organización en el contexto de la pandemia hay que estar organizados. «Construir instituciones alternativas, culturales, de medios de comunicación y organismos políticos independientes», explicó. «Es importante mantener nuestras lazos sociales, aunque sea de manera virtual. Entonces, cuando llegue el momento, ¡podremos aparecer en las calles nuevamente! Esa es la razón por la que hicimos nuestro manifiesto con Las Tesis: queremos mostrarle a nuestros gobiernos que todavía estamos acá, que los observamos y los responsabilizamos por sus crímenes».

El vínculo con el colectivo chileno Las Tesis se inició por Instagram, según contó Tolokonnikova. «Son muy inspiradoras, creativas y valientes», dijo. «Su performance ‘Un violador en tu camino’ fue interpretada en más de 52 países. Es increíble para un grupo que no trabaja con ninguna institución o corporación que se difunda y ocurra de manera tan orgánica. Siento que la meta y el método de Las Tesis es muy similar al de Pussy Riot, entonces tuvo sentido crear un supergrupo feminista».

Sobre el feminismo en su país, Tolokonnikova adelantó que «se está convirtiendo de forma lenta pero eficaz en parte de la agenda principal en Rusia». Y agregó: «Ahora está socialmente más aceptado definirse como feminista que hace diez años atrás, cuando Pussy Riot comenzaba. Tenemos gente que odia al feminismo y que es poderosa: por ejemplo, se rehusaron a firmar la ley contra la violencia doméstica, la convirtieron en una ley que ‘protege valores familiares’ y convencieron a la mujer de hacer las paces con su abusador por el bien de la familia».