El pasado 2 de septiembre se cumplieron 35 años del lanzamiento de «Contrareloj», el segundo disco de Los Enanitos Verdes y el primero en la multinacional CBS, un álbum que consolidó la popularidad de la banda mendocina en toda América Latina. El LP tiene un «sonido natural», tal como define el cantante Marciano Cantero a la producción de Andrés Calamaro.
Sobre el éxito logrado por el grupo a partir de ese disco, Cantero cuenta que «son 41 años de tocar juntos y de recorrer todos lados y de tocar en todos lados y habernos hecho amigos en un montón de lados, amigos que de hecho nos venían a ver a los shows. A veces creo que también ha sido estar en el lugar exacto, con la actitud exacta y con la canción exacta, y creo que sucedieron varias cosas… fue como una especie de sucesión de hechos».
«Con los Enanitos ya teníamos años tocando, teníamos un sonido y curiosamente me lo encontré a (Andrés) Calamaro en SADAIC, éramos muy chiquitos los dos, y nos saludamos y tuvimos como una súper onda», recuerda sobre su primer encuentro con el exAbuelos de la Nada. Y agrega: «Al poquito tiempo firmamos con Sony, CBS en aquel momento, y nos propusieron a Andrés Calamaro como productor. Fue un gran acierto, creo que Andrés supo lograr, como el decía, sonar como si fuésemos una banda de garaje, que sonara natural, que no sonara al estilo Duran Duran, digamos… eso fue un hecho fortuito pero muy feliz».
«Durante todo ese tiempo anterior habíamos compuesto un montón de canciones que teníamos ganas de grabar y fueron las que grabamos en ese disco ‘Contrareloj’, donde está ‘La muralla verde’, que fue un éxito tremendo», indica. «Me acuerdo vívidamente que nos encontramos en el aeropuerto de Quito, en Ecuador, con los Soda Stereo que venían de México y Gustavo (Cerati) me abrazó y me dijo ‘boludo, suena muchísimo La muralla en México’. Lo que siguió después fue como un empezar de nuevo».
La ética de trabajo y el hecho de tocar en todas partes es uno de los puntos fuertes de la banda destacados por Cantero: «Salimos de gira en las buenas y en las malas, con frío o con calor, y nunca dejamos de ir a tocar por ejemplo al Perú, a Chile… igual acá en la Argentina. Con los años de alguna manera nuestro mapa se fue ampliando y de pronto estábamos tocando en México y ya era como un lugar casi familiar… con el tiempo se empezó a hacer familiar a tal punto que terminé viviendo en México».
Una de las canciones más recordadas aquel álbum es la balada «Tus viejas cartas», que «obviamente se la dediqué a una novia», cuenta el músico. «La grabamos en ‘Contrareloj’ y habla de una chica con la que yo salía y dejamos de vernos porque yo empecé a viajar y viajar y poco a poco nos fuimos distanciando. Después de vivir 14 años en México por amor, hasta que se terminó el amor, en un momento estaba en Hermosillo, en el desierto de Sonora donde viví tanto tiempo, y me escribe por Facebook esta chica y me dice ‘hola, ¿te acordás de mí, salíamos juntos cuando éramos chiquitos?’ Yo estaba de gira con un show de rock sinfónico en México y dije, en algún momento voy a tener un agujero en la gira y me voy a Mendoza. Finalmente nos volvimos a ver, volví a sentir que tenía 18 años en un instante… creo que esos 32 años que habían pasado sin vernos se pasaron en un segundo. Y bueno, pasó un tiempo prudencial y finalmente nos casamos, como corresponde».
Sobre su relación con Viviana, Marciano confiesa: «Yo creo que también hay una cuestión de una tranquilidad que yo tengo en mi corazón, que nunca tuve. Estoy con ella y me siento tranquilo, mi alma está en paz, es bien curioso, pero hicimos una gira con el grupo español Hombres G más o menos en el mismo período en el que me volví a encontrar con ella… hicimos una gira por toda Latinoamérica y por los Estados Unidos, tocando en lugares increíbles como el Hollywood Bowl y ponerlo hasta la madre, o en el Radio City de Nueva York, y ella vino conmigo. En el momento de mayor éxito ella estuvo conmigo, me alegró el alma porque de alguna manera fue una musa inspiradora… mi musa inspiradora secreta, tal vez».