Con la banda Humanoides Disidentes, que comparte con su hijo Jean Jacques, Michel Peyronel acaba de publicar «Nuevo rock», un álbum con 10 canciones, incluyendo versiones de «Non, je ne regrette rien» (popularizada por Édith Piaf) y «La novia».
Creo que este disco es muy interesante, a mí me parece muy interesante», cuenta Peyronel. «Todo ocurrió con mi hijo Jean Jacques, que empezó a venir en pandemia a visitarme y qué se yo… empezamos de golpe a hacer temas juntos, a escribir temas juntos que es algo bastante único, yo creo, porque una cosa es tocar con tu hijo, pero escribir es otra cosa. Uno piensa siempre en la ‘generation gap’ (brecha generacional) y piensa que por ahí es difícil, pero se dio muy naturalmente y muy bien, y empezamos a escribir temas nuevos».
Esos temas nuevos se fueron gestando en su estudio casero, con la mirada puesta en bandas clásicas del rock. «Estábamos acá, yo tengo casi un estudio montado, armé toda una forma de grabar un poco como lo hacía (Led) Zeppelin… encontré unos micrófonos aéreos AKG que son los que usaba Zeppelin, el mismo modelo, y digo ‘si es bueno para Zeppelin es bueno para Michel'». Y explica: «Porque la batería es una de las cosas más difíciles de grabar en un estudio, tenés que tener un estudio regrosso… acá en mi casa tengo una sala de música arriba, pero no es Abbey Road. Aparte justo antes de empezar a grabar este disco veníamos de grabar en Abbey Road. Pero esto prueba que es al pedo ir a Abbey Road, porque en tu casa, si tenés la tecnología y tenés el know how, saber manejarte con las cosas, sacás hoy unos sonidos increíbles».
Peyronel destaca la presencia de su hijo en el sonido del disco, fundamentalmente a la hora de encarar las guitarras. «Jean Jacques, en vez de tocar el bajo como lo estaba haciendo en la formación trío, ahora está tocando la guitarra», cuenta Michel. «Volvió a tocar la guitarra, que es un instrumento muy natural para él, porque se había puesto a tocar el bajo por una tendinitis. Volvió a la viola y tiene una forma de tocar que a mí me recuerda mucho a Mick Ronson -y lo jodo con eso, le digo ‘Mick’-, a este tipo de violeros como Carlos Alomar. Y medio que le dije ‘vos sos el director de la banda’, porque tiene un sentido musical, de la forma y todo, un gusto para tocar que es fantástico, y la verdad que estoy muy contento con eso».
En cuanto al sonido de «Nuevo rock», Peyronel coincide en que tiene mucho de glam rock, pero con un costado punk. «Un periodista me comentó que encontraba que el sonido nuestro, en ‘Nuevo rock’ en general, tiene mucho de ese glam rock de T. Rex, de los primeros tiempos de (David) Bowie, de Lou Reed, un poquito todo eso. Y la verdad que no me había dado cuenta… y siento que sí, que está bien que así sea, porque todos tenemos una influencia de algo, solo que acá le metemos también el lado punk metal que tenemos naturalmente… ¡y a la mierda con el glam!», se sincera.
Uno de los puntos altos del álbum es la canción «Ruta 40», en la que se desliza un recorrido imaginario por la arteria más extensa de la Argentina. «Espero que los oyentes, por favor, valoren el esfuerzo qué he puesto… y mi profesor de geografía -si es que vive todavía- debería decir ‘¡qué grande, con todas las veces que lo mandé a marzo y sin embargo qué bien que manejó su geografía!'», dice.
Y reconoce: «No sabés lo difícil que es agarrar todos estos nombres de pueblos y ciudades que cruza la ruta 40 y hacerlos que rockeen… ¡es más difícil que pellizcar un vidrio! Y sin embargo lo logramos. Fijate, la (canción) ‘Ruta 66’ menciona un montón de lugares y todos suenan a rock and roll, es facilísimo así, en cambio acá tenés que hablar de Purmamarca, de Jujuy, de La Quiaca… y a mí me gusta jugar con las palabras y hacerla entrar en ritmos, y todas me parece que acá calzan bien en ritmos. Y el tema te digo que es riguroso, que me tomé examen cualquiera para ver el orden de los lugares, como va primero de sur a norte, después va bajando de norte a sur… fue un laburo chino. Y salió un tema que parece que fuera refácil, ¿no?».
Sin embargo, el tema central del disco, a decir del propio Peyronel, es «Como si no hubiera mañana», que el ex Riff define como «una auténtica canción de protesta». Y reconoce: «Porque la verdad que me harta vivir en un país donde siempre es el futuro… se supone que es el país del futuro, la tierra del futuro y el futuro no llegó nunca. Es un grito de bronca, la verdad que ese tema lo hice con el corazón y con el espíritu, porque en algún punto yo creo que a más de uno le debe haber pasado de estar recaliente porque decís ‘¿dónde pintó eso?’… y todas las mentiras que nos han dicho a lo largo de todos los años, todos los políticos, cualquiera, no estoy hablando de ninguno en especial… es un desastre».
«Esa historia tiene también que ver con ‘Como si no hubiera mañana’, que para mí fue el corazón del disco. Se iba a llamar así el disco, pero después hicimos ‘Nuevo rock’ y empezó a tener una repercusión en las redes, naturalmente dije vamos a ponerle un título un poco más light al disco y vamos con ‘Nuevo rock'», sentencia.