El cantante de Las Pastillas del Abuelo, Piti Fernández, sostuvo que la nueva generación de músicos urbanos «nos está dejando muy bien parados en el mundo» y lamentó que perdure dentro de la música argentina «antagonismos» que sólo pueden ser defendidos por «extremistas nostálgicos que se encierran en un solo género».
Para el músico oriundo de Parque Patricios, mezclarse en una grilla con alguno de los nuevos exponentes -tal como lo hará con su grupo en el Festival Dolores Rock, que se realizará el 16 y 17 de abril-, es una oportunidad para «mantenerse vigentes» y «mixturar con estas cosas que están pasando, que son todas de mucho nivel», señaló en una entrevista con la agencia Télam.
«Hoy veía los números de Spotify y hay siete artistas argentinos entre los más escuchados. Bizarrap, Khea y como seis o siete chicas. Una belleza. Yo estoy feliz y agradecido, primero por tener una banda, y después porque haya un festival como este que pueda contar con nosotros y que tenga esta expresión heterogénea de mezclar el indie y el rock más clásico con la música urbana», indicó.
Aseguró que su generación, «la más pirateada de la historia», solamente pudo «vivir del vivo y muy bien» por haber «nacido en la Argentina, que tiene un mercado rockero que es el mejor después de Londres, con radios dedicadas exclusivamente a nuestro rock»; pero que «con las plataformas» se murieron de «hambre» porque nunca dejaron «guita» hasta ahora que la «agarraron los pibes de otra generación».
«En todas las etapas hubo antagonismos. En un momento entre Manal y Almendra, en otro con Billy Bond y Arco Iris. Entre Charly García y Spinetta, los Ratones y Los Redondos. Encima todos muy criticados. Gustavo Cerati fue puteado en las canchas con los peores cánticos del mundo y hoy todos nos arrepentimos de esa huevada. Por suerte, estos festivales hacen que se junte mucha gente con esta flexibilidad y ganas de aprender otro sonido», añadió.
Las Pastillas del Abuelo viene de reencontrarse con el público de manera presencial en el Movistar Arena, a donde arribaron a principios de diciembre con su repertorio de clásicos y algunos estrenos perteneciente a «2020», un disco atravesado por la «pérdida» y con un carácter premonitorio frente al «apocalipsis now» que llegaría ese mismo año con la pandemia de coronavirus.
P: Con «2020» lograron capturar un espíritu apocalíptico ¿Cómo lograron sobrellevar el peso del aislamiento durante este tiempo?
Piti Fernández: Las canciones ya estaban elegidas y compuestas antes de que explote… por suerte, pudimos grabarlas en condiciones favorables antes del «apocalipsis now» y después nos sirvió para vivir la cuarentena con un propósito, ir sacando los temas y trabajar sobre el video de ‘Interpretación’. Las canciones ya traían un tinte de pérdida, que agradecemos en algún punto porque toda pérdida deja un aprendizaje. Sabíamos que no iba a ser un disco fiestero, pero lo que no sabíamos era que prácticamente íbamos a crear realidad. Es algo muy loco que ya nos había pasado cuando sacamos «Crisis», que al toque vino la crisis económica del 2009. Hay que tener cuidado con los nombres porque más que describir una etapa crean una realidad futura.
P: ¿La sensación es sólo de pérdida? ¿No puede significar también la bienvenida a algo nuevo?
PF: Puede ser. En realidad, nada se pierde y todo se transforma. Algunas de las canciones pueden llegar a tener algo sobre eso, así que no diría que no. Sí que es un disco apocalíptico, pero después del apocalipsis no sé si viene algo. Habría que ver si la pérdida es eso. Está más llevado a la aceptación. ¿Qué aprendizaje deja la aceptación? A veces, ser demasiado chico para no poder cambiar el mundo y esperar que realmente siga algo, que se transforme en algo. Pero somos, a veces, tan chiquitos que tenemos que arreglarnos con todo lo que perdimos. De eso se trata: de buscar un aprendizaje y de que no todo está perdido aunque hayamos perdido todo. Como la pérdida del cara a cara, que vamos recuperando de a poco. No es que sea mañana, pero todo esto parece un ensayo para darle importancia a las plataformas digitales para vivir en un mundo completamente digital. También está la pérdida de un compañero, que se ganó dos canciones y no sé si se habrá transformado en algo todavía. Después, qué se yo, la pérdida de muchos valores y de principios del rocanrol. Ahora cualquiera maltrata y ejerce su posición de poder. Eso nos deja un aprendizaje que hay que agradecer, aunque no sin sufrimiento. Hemos perdido también el valor y el aprecio por la familia.
P: Y entre esas pérdidas y transformaciones estuvo la de Diego Maradona, la muerte del ídolo y el nacimiento del mito
PF: Me parece que el 2020 será recordado de una manera «nietzscherana» porque Dios ha muerto y ha ganado la Bestia. Y se vino con todo, con forma de demencia colectiva y a través de los medios que diseminaron miedo y desinformación. Cada año que pase va a ser un antes y un después, porque hoy lamentablemente la única verdad es la realidad y a mí me gusta más ser realista que optimista. Esto me parece que no va a hacer más que empeorar.
P: ¿Cómo te gusta recordarlo a Diego?
PF: La mejor frase se la escuché a Andrés Calamaro diciendo palabras de Diego y me parece memorable. Dijo Calamaro que dijo Maradona: «el único premio que quiero tener es a la persona menos careta del año». Eso era el Diego, la falta de caretaje. Que se pueda decir lo que uno realmente piense y que se priorice el qué al cómo. Hay muchas personas que están demonizadas por el cómo porque dicen cosas de una manera políticamente incorrecta y no gozan del privilegio de que se les dé importancia al qué, al contenido, porque es muy interesante lo que están diciendo. Fuerte, incómodo, pero interesante, pero como no es políticamente correcto entonces no se la tiene en cuenta.
Por Javier Berro (Télam)