Por decisión unánime, el jurado del Premio Taurino Manuel Ramírez, que entrega el diario ABC de Sevilla, galardonó a Andrés Calamaro por defender las corridas de toros, práctica considerada como maltrato por defensores de los animales de todo el mundo.
«Estoy muy honrado», dijo el cantante, quien recibió la noticia en los Estados Unidos, donde se encuentra para ofrecer una serie de conciertos.
Férreo defensor de las corridas de toros, postura que más de una vez lo puso en el centro de la polémica, Calamaro sostiene que «la tauromaquia no es maltrato de animales, ni asesinato, ni tortura». Y agregó: «Ser aficionado a las corridas de toros no te convierte en un asesino sádico a menos que hayas matado con alevosía a otra persona».
Según declaró al periódico La Tercera, esta práctica «es ecológica y sostiene una tradición ganadera ejemplar», además de conformar una «cultura benigna» que se distingue en «la tinta china de Picasso y los libros de Hemingway».
En palabras al diario español El Mundo, Calamaro argumentó su defensa: «A mí me parece tremendo que en internet sea un jurado de qué cosa es arte y qué cosa no. Como si hubiéramos escuchado tanta música, pintura y literatura como para decir con suficiencia que la tauromaquia no es arte. ¿Quién lo dice? ¿Picasso? No. ¿Orson Welles? Tampoco. ¿José Bergamín? ¿Manuel Chaves Nogales? ¿Ernest Hemingway? Ninguno de esos lo dice y Salvador Dalí tampoco. Y esos saben de arte».
El ex líder del grupo Los Rodríguez planea publicar un libro al respecto, donde incluirá fotografías que él mismo tomó durante su asistencia a distintas corridas de toros. Andrés Amorós, periodista de ABC, reconoce en Calamaro un «aficionado entusiasta y crítico con los tópicos de lo políticamente correcto», aún cuando procede de «un país sin tradición taurina» como la Argentina.
Por estos días «El Salmón» presenta «Licencia para cantar», gira que lo llevó a los Estados Unidos primero (Los Ángeles, Nueva York y Miami), y México, Colombia y Perú más tarde, estos tres países con alta tradición taurina.
Con un repertorio de canciones pensado especialmente para cada ciudad, y como parte de su producción «Romaphonic Sessions», el cantante brinda en esta ocasión recitales íntimos en teatros, muy lejos de la euforia que suele desatarse en las plazas de toros. Porque para Andrés, una y otra cosa tienen mucho que ver. «(Las corridas de toros son) música, color y valor», dice.