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Que sea rock: El legado imborrable de Norberto «Pappo» Napolitano

09/03/2025 - Retro
Que sea rock: El legado imborrable de Norberto «Pappo» Napolitano

Norberto Aníbal Napolitano, conocido mundialmente como Pappo o «El Carpo», es una figura icónica en la historia del rock argentino. Nacido el 10 de marzo de 1950 en el barrio de La Paternal, Buenos Aires, y fallecido trágicamente el 25 de febrero de 2005, Pappo dejó un legado imborrable como guitarrista, cantante, compositor y pionero del blues, el hard rock y el heavy metal en la Argentina. Su vida estuvo marcada por una pasión desbordante por la música, las motos y los «fierros», así como por una personalidad única que lo convirtió en un símbolo de autenticidad y rebeldía.

Infancia y primeros pasos en la música

Pappo nació en una familia humilde en Villa General Mitre, en la calle Artigas 1917 de la ciudad de Buenos Aires, hijo de un trabajador metalúrgico y una madre escritora y poeta. Su hermana mayor, Liliana, era concertista de piano, y fue en ese entorno donde Norberto comenzó a desarrollar su interés por la música. Desde pequeño mostró una inclinación por los sonidos fuertes y viscerales, influenciado por discos de blues y rock que llegaban de Estados Unidos, traídos por amigos o azafatas. Artistas como Jimi Hendrix, B.B. King, Muddy Waters y Eric Clapton moldearon su gusto musical y su estilo como guitarrista.

A los 16 años, Pappo formó su primera banda, Los Buitres, y poco después integró Engranaje, un trío que, aunque breve, marcó su entrada al mundo musical. Su talento natural y su energía lo llevaron a Plaza Francia, donde se reunía con otros jóvenes músicos, forjando las bases de lo que sería una carrera legendaria.

El nacimiento de una leyenda: Los Abuelos, Los Gatos y Manal

A fines de la década de 1960, Pappo comenzó a hacerse un nombre en la incipiente escena del rock argentino. En 1967, con apenas 17 años, se unió a la primera formación de Los Abuelos de la Nada, liderada por Miguel Abuelo, aportando su guitarra a un estilo psicodélico que abría nuevas puertas al género en el país. Sin embargo, su paso por la banda fue breve, ya que buscaba un sonido más crudo y directo.

En 1969, Pappo se sumó a Los Gatos, la banda de Litto Nebbia, participando en la grabación de los discos «Beat Nº 1» y «Rock de la mujer perdida». Su estilo visceral ya comenzaba a destacarse, pero fue su encuentro con Manal en Mar del Plata ese mismo año lo que consolidó su conexión con el blues. Como invitado permanente durante una temporada, Pappo encontró en el trío liderado por Javier Martínez un espacio para explorar sus raíces bluseras.

Pappo’s Blues: La esencia del Carpo

En 1970, Pappo decidió tomar las riendas de su destino musical y fundó Pappo’s Blues, un power trío que se convirtió en su proyecto más personal y duradero. Con David Lebón en bajo y Black Amaya en batería, la banda debutó con «Pappo’s Blues Volumen 1» en 1971, un álbum que destilaba la esencia del blues rock con letras en español y un sonido potente. A lo largo de la década, la formación cambió constantemente, pero Pappo siempre fue el alma del grupo, componiendo, cantando y tocando con una energía arrolladora.

Entre 1971 y 1978, Pappo’s Blues lanzó siete volúmenes, con discos destacados como «Volumen 3» (1973) y «Volumen 4» (1974), que mostraban su evolución como músico y su habilidad para fusionar el blues con la garra del rock argentino. Canciones como «Desconfío» y «El tren de las 16» se convirtieron en himnos que aún resuenan en la cultura musical del país.

Aeroblus y la búsqueda internacional

A mediados de los 70, Pappo experimentó con nuevos sonidos. En 1977, tras un período en Europa absorbiendo influencias del punk y la new wave of British heavy metal, formó Aeroblus junto a Alejandro Medina (ex Manal) y el baterista brasileño Rolando Castello Junior. El trío grabó un único álbum homónimo, un trabajo de hard rock que, aunque no tuvo el éxito esperado debido a la dictadura militar y problemas logísticos, dejó una huella en los fanáticos del género.

Tras la disolución de Aeroblus, Pappo alternó entre Argentina y el exterior, buscando conectar con las raíces del blues y el rock. En Inglaterra conoció a figuras como Lemmy Kilmister de Motörhead, y sus viajes lo nutrieron musicalmente, aunque siempre regresó a su país natal.

Riff: El auge del heavy metal argentino

En 1980, de vuelta en Argentina, Pappo fundó Riff, una banda que marcó un antes y un después en el rock pesado local. Junto a Vitico (bajo), Michel Peyronel (batería) y Boff Serafine (guitarra rítmica), Riff debutó con «Ruedas de metal» (1981), un álbum que combinaba potencia, velocidad y actitud. Temas como «No detenga su motor» resonaron con una generación de jóvenes que adoptaron las camperas de cuero como símbolo de identidad.

Riff se convirtió en un emblema del heavy metal argentino durante los 80, con discos como «Macadam 3…2…1…0» (1981) y «Contenidos» (1982). Aunque la banda tuvo idas y vueltas, incluyendo separaciones y reencuentros, su influencia fue clave para el desarrollo del género en el país. En los 90, discos como «Que sea rock» (1997) revitalizaron su legado.

Carrera solista y el reconocimiento mundial

Paralelamente a sus proyectos con bandas, Pappo desarrolló una prolífica carrera solista. En 1992 lanzó «Blues Local», un álbum que volvió a sus raíces bluseras y alcanzó gran popularidad con temas como «Mi vieja» (escrito por Sebastián Borensztein). Este disco marcó un punto de inflexión, llevándolo a un público más amplio y consolidando su estatus como ícono.

Su talento cruzó fronteras cuando, en 1993, B.B. King lo invitó a tocar en el Madison Square Garden de Nueva York, tras quedar impresionado por su actuación como telonero en Buenos Aires el año anterior. Este hito no solo fue un reconocimiento personal, sino una validación del rock argentino en el escenario mundial.

En 2000, Pappo lanzó «Pappo & Amigos», un disco doble con más de 40 canciones y colaboraciones de figuras como La Renga, Divididos, Andrés Calamaro y Ricardo Iorio, entre otros. Este trabajo histórico reflejó su influencia y el respeto que inspiraba en la escena local. Su último álbum en vida, «Buscando un amor» (2003), incluyó éxitos como «Juntos a la par» y «Rock and roll y fiebre», mostrando una madurez artística que prometía mucho más.

Vida personal y pasiones

Fuera de la música, Pappo era un apasionado de las motos, especialmente las Harley Davidson, y del automovilismo, con un amor declarado por los Chevrolet. Hincha de San Lorenzo, su personalidad directa y sin filtros lo convirtió en un personaje querido y controvertido. Frases como «El mejor guitarrista argentino soy yo» o «Rock es AC/DC» reflejan su humor y su confianza en su arte. También es recordada su respuesta a DJ Deró en el programa «Sábado bus» de Nicolás Repetto, cuando el DJ decía que «tocaba», el guitarrista le respondió: «Conseguite un trabajo honesto».

El trágico final y su legado

La noche del 24 de febrero de 2005, Pappo y su hijo Luciano viajaban en moto por la Ruta 5, cerca de Luján, tras una cena familiar. Por razones que aún generan debate, Pappo perdió el control de su Harley Davidson y fue arrollado por un auto. Murió en el acto a los 54 años, dejando un vacío inmenso en el rock argentino.

Su muerte no apagó su influencia. Canciones como «Sucio y desprolijo», «Sube a mi Voiture» y «Fiesta cervezal» siguen siendo parte del repertorio de bandas y fanáticos. Monumentos en Buenos Aires y Tandil, un estudio de radio con su nombre y homenajes constantes testimonian su inmortalidad. Luciano Napolitano, su hijo, continúa su legado como músico, manteniendo viva la llama del Carpo.

Norberto «Pappo» Napolitano no solo fue un guitarrista excepcional, sino un símbolo de la autenticidad y la pasión en la música argentina. Desde sus inicios en La Paternal hasta su consagración internacional, su vida fue una oda al rock, el blues y la libertad. Como dijo Luis Alberto Spinetta, Pappo fue «ángel y demonio a la vez», una descripción que encapsula la complejidad de un artista que vivió y murió fiel a sí mismo. Su legado perdura, recordándonos que, en cada riff y cada nota, el Carpo sigue vivo.

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