«Virus: una generación», el libro de Fernando Sánchez y Daniel Riera editado en 1995 que cuenta la historia del popular grupo, volverá este lunes a las librerías en una nueva versión, poco antes de que se cumplan 40 años del debut discográfico de la banda y 70 años del nacimiento de su líder, el recordado Federico Moura.
«Lo que nos interesó para hacer el libro fue la historia de Federico y de su familia, y el contexto en que ocurrió. Contar a través de la historia de una banda de rock, un pedazo de la historia argentina. Contar la historia de Virus cuenta un pedacito de lo que fue la historia argentina de los 70 y 80», dijo en declaraciones a la agencia Télam Sánchez, quien reconoció que no era un fan del grupo, pero se convirtió «luego de trabajar en el libro».
Reconocido por fans y periodistas por su valor testimonial, el trabajo de la dupla que hace poco presentó «García: 15 años de entrevistas con Charly» se había convertido prácticamente en un incunable que, sin embargo, podía aparecer en alguna mesa de saldos o en ventas por internet a precios desorbitantes.
«Lo que terminó de convencernos de reeditarlo fue que este año Federico cumpliría 70. Siempre estuvo en los planes pero no nos decidíamos porque era mucho trabajo revisar todo», reconoció Sánchez.
«Aparecieron datos que no teníamos, por ejemplo unos demos de Federico del año 87 e investigamos sobre eso. También hay datos acerca de Jorge (uno de sus hermanos), sobre su militancia y su desaparición», detalló respecto a las novedades en esta segunda tirada.
Precisamente, a partir del testimonio de los protagonistas, producto de un arduo trabajo de archivo de los autores, se cuenta la historia de la banda no solo desde el punto de visto de su andar artístico, sino que también se retrata la vida familiar de los Moura, el efecto que tuvo en ellos la desaparición de uno de sus hermanos y cómo reflejaron eso en sus canciones.
El libro también deja en claro el carácter vanguardista de Virus con su sintética y sencilla música en tiempos de rock progresivo, jazz rock y canciones testimoniales, su estética, sus letras y las temáticas abordadas.
En diálogo con la agencia Télam, Sánchez ofreció su visión en torno a estas cuestiones, muchas de las cuales impulsaron a la dupla autoral a volcarse a esa misión.
P: ¿Cómo fue reencontrarse con un trabajo realizado hace 25 años? ¿Hizo falta efectuar muchos cambios?
Fernando Sánchez: En su momento habíamos quedado bastante conformes con el libro. No lo había leído en 25 años y la verdad que cuando le leí me pareció un buen trabajo. Como el libro es periodístico y no tiene demasiadas consideraciones personales, no me pareció que requiriese una relectura en ese aspecto. Ya sabemos que la objetividad no existe, pero aquí no hay una impronta personal como para decir «cambié de opinión con el tiempo».
P: Riera recuerda en el prólogo que algunas críticas hacia el libro apuntaron a que no había opiniones personales de los autores. ¿Hay una reivindicación a este estilo en esta reedición?
F.S: Nosotros siempre fuimos más fans del laburo periodístico en tercera persona que en primera. Siempre nos pareció que es más importante lo que tiene para decir el entrevistado que el periodista. Si no tenés una historia linda para contar, por más que le pongas palabras lindas no va a estar buena.
P: ¿Qué hace que el recorrido de Virus sea una linda historia?
F.S: Había una parte que sabíamos y que nos llevó a investigar que era que Virus no fue solamente una banda divertida para bailar. Tenía otra profundidad. En los 80, Virus estaba metido en una bolsa junto a Los Twist, Viuda e Hijas de Roque Enroll, Los Helicópteros. Una cosa de banda divertida que se oponía a la cosa más sobria del rock de los 70. Pero en el caso de Virus había una densidad que tenía que ver con su propia historia familiar y la forma de abordarla que la hacía más interesante. La participación de Roberto Jacoby en las letras hace que sea una banda distinta. También la sexualidad de Federico, en un contexto en que el rock siempre fue muy misógino y homofóbico.
P: Más allá de esto último, una canción como «Una luna de miel en la mano» también ponía sobre el tapete la cuestión del goce, que no era algo muy tenido en cuenta en esos tiempos.
F.S: La masturbación no formaba parte del rock argentino. Virus siempre estuvo muy adelantado. Incluso, (Ignacio) Copani o (Horacio) Fontova también cantaban sobre la masturbación, pero desde lo gracioso, algo culpógeno. En Virus había una reivindicación poética del derecho al goce.
P: A pesar de ser reconocido, si uno lo compara con lo que ocurre con la figura de Luca Prodan, pareciera que Federico Moura aún no es del todo valorado. ¿Por qué creés que ocurre esto?
F.S: Es cierto que Luca genera más fanatismo y pareciera que influyó más al rock argentino. Me parece que el legado de Luca es mucho más fácil de percibir. El legado de Federico es más difícil de rastrear. Hay un rock más extrovertido, más de remera, y claramente ese lugar está más claro en el caso de Luca. Ahí, el caso de Federico se parece al de (Gustavo) Cerati o al de Miguel Abuelo. Puede ser que el libro venga a reivindicar a un personaje o una historia que tal vez no esta tan valorada. O tal vez venga a sacarle un poco de lustre al bronce.
Texto: Hernani Natale / Télam