A 50 años de la grabación del disco «La Biblia», obra cumbre de Vox Dei y pieza fundamental en la historia del rock argentino, su creador, Ricardo Soulé, naturalizó la elección temática para este oratorio al destacar que «la relación de la música con lo divino es casi insalvable, como un lugar común», de acuerdo a los ejemplos que existen en los que el plano espiritual aparece como principal fuente de inspiración.
«Siempre el vínculo de la música con Dios estuvo presente de alguna manera. La música siempre estuvo inspirada por el amor en distintos niveles, ya sea en los amores físicos o espirituales, como puede ser a través del vínculo amoroso con otro ser humano y agradeciéndole a Dios por eso», graficó el músico al compartir sus reflexiones con la agencia Télam.
A la hora de citar ejemplos, el compositor amplió: «Como soy un músico que tuvo una instrucción antes de tocar rock, sabía que la música estaba inspirada en textos bíblicos. Sabía de Mozart, Bach, Vivaldi, y esos eran mis paradigmas: Más tarde se transformaron en Los Beatles, Los Rolling Stones, Dave Clark Five, la música negra norteamericana o el jazz francés, y siempre el vínculo con Dios estuvo presente por su inspiración en el amor».
El importante aniversario de esta monumental obra, terminada de registrar en los estudios TNT, el 3 de febrero de 1971, fue el disparador para que su creador abriera un abanico de pensamientos en torno a este trabajo, fundamentalmente surgidos a partir de cierta «sorpresa» que reconoció sentir cuando aún hoy es consultado sobre los motivos de la elección de los textos sagrados como eje temático.
«A mí lo que más me sorprende de todo es cómo sorprende que haya sido así. Básicamente porque la música fue inspirada por muchísimas fuentes, entre ellas la más importante son las creencias espirituales. Yo lo viví con naturalidad, con alegría, pero los que no lo vivieron con naturalidad fueron parte del periodismo y del público, que aún hoy no lo pueden digerir», planteó Soulé.
P: Tal vez, tenga con ver con la errónea idea de entender a las creencias religiosas como sinónimo de la institución Iglesia y, a la vez, el concepto de rock como rebeldía ante las instituciones.
Ricardo Soulé: Creo que la rebelión a la que hacés mención es a la parte oscura de la Iglesia, súper comprobada y padecida por toda la humanidad. Nadie puede negar eso, ni el más recalcitrante de los cristianos ortodoxos. Pero, por ejemplo, el decálogo del hippismo era un compendio de valores cristianos. De hecho «paz y amor» es la representación de Jesús en su ideología. Y hay muchos personajes muy representativos del rock que son exactamente lo contrario a esa idea establecida. Son hombres con valores morales fuertísimos. Me vienen a la mente Bruce Sprinsgteen o John Lennon, que era la rebeldía por antonomasia y sin embargo era un tipo que proclamaba la paz y el amor. Los músicos de rock cumplimos también una función social porque acompañamos a la sociedad en nuestro itinerario de la vida, entonces es una responsabilidad muy grande. Tenemos que asumir esa parte, que la música es un entretenimiento, pero también es un mensaje profundo que permanece hasta el final de los tiempos.
P: ¿Esta obra fue encarada con la idea de acercar esas enseñanzas al público desde un lugar más aggiornado o fue una especie de tributo personal?
RS: Un poco y un poco. A mí el estigma de La Biblia me lo introduce mi suegro, que fue quien me la acercó. Me di cuenta que tenía un montón de mensajes que pueden comprenderse a primera vista, y otros que requerían de una gran dedicación para poder comprenderlos. Entonces, dentro de mi pequeñez, traté de llevarlo a un lenguaje explicativo y, fundamentalmente, que yo mismo pudiese entenderlo. La Biblia tiene un conocimiento tan grande que reúne valores desde todos los puntos de vista y las disciplinas.
P: Desde el punto de vista musical, ¿Qué análisis hace de esta obra?
RS: Voy a recurrir a una de mis típicas fanfarronerías…(risas). La obra de Bach tiene las cantatas por un lado, las músicas de orquesta por otro, hasta hay música infantil. Pero hay una obra que no hay forma de catalogarla que es la Misa. Los mismos estudiosos no pueden hacerlo. Dentro de la infinitesimal parte que me corresponde en la música, creo que «La Biblia» tiene esas características. No hay forma de catalogarla. Le dicen rock porque tratan de ubicarla en el tiempo, el espacio y el contexto social más que en la música en sí. Es una música muy original, muy inspirada, así que es difícil de catalogar.
P: A partir de cierta incomprensión aludida antes en torno a esta obra, ¿cómo fueron recibidos algunos tributos, como por ejemplo la versión de «Génesis» de Soda Stéreo en el «Unplugged» para la MTV?
RS: «La Biblia» ha penetrado en los músicos emblemáticos de nuestro rock. Ese caso que mencionás es una de las cúspides. También pasó lo mismo con La Renga. Son representativos de grandes ramas del rock argentino que se han alimentado de la savia de «La Biblia» según Vox Dei y me hace feliz. Le da un sentido a mi vida porque no ha sido muy fácil haberla escrito y no fue fácil el después. Sigue siendo complicado. Las cosas que escribí a continuación estuvieron siempre como subyacentes. Fue tan relevante el trabajo de «La Biblia» que todo lo otro quedó cubierto. Yo seguí hablando de otras cosas pero cuando uno mira al sol es difícil ver lo que hay alrededor porque te encandila.
P: Como hombre de fuertes convicciones religiosas, ¿qué significa que haya una generación que conoció La Biblia a partir de Vox Dei?
RS: Como cristiano no puedo tener un halago más grande porque estoy cumpliendo con el precepto de difundir su palabra, entonces es una felicidad inconmensurable. Por otro lado, me sorprende que no haya habido interés en conocerla. Deja al descubierto una problemática social en la Argentina que influye sobre la moral, porque la religión no está solo para acompañar al hombre en momentos de dolor, sino también respecto a la moral, que tiene que ver con la convivencia con los demás y eso es lo que está faltando. Tenemos un pueblo con una enorme carencia moral. Tenemos que ayudarnos unos con otros como propagan las religiones.
La primera y gran obra conceptual en la historia del rock argentino
Amparado por la libertad creativa que brindaba el sello Mandioca, a través de su creador Jorge Álvarez, y luego del aclamado primer disco «Caliente» con algunas canciones que se establecieron como clásicos de la banda, Vox Dei se aventuró en una experiencia inédita en el ámbito rockero local y con apenas unos pocos ejemplos aún en el exterior, como era la de trabajar en una obra conceptual.
El guitarrista y cantante Ricardo Soulé tuvo en sus manos el rol de crear la obra a partir de su interpretación del libro sagrado, aunque la parte musical también contó con la participación del resto de los integrantes, el bajista y cantante Willy Quiroga, el baterista Rubén Basoalto y el guitarrista Juan Carlos Godoy, quien abandonó el grupo en medio de las sesiones.
El disco fue presentado en formato doble y las canciones abordaban desde sus títulos distintos libros e instancias que conforman parte del relato bíblico. «Génesis», Moisés», «Las Guerras», «Profecías», «Libros Sapienciales», «Cristo: Nacimiento», «Cristo: Muerte y Resurrección» y «Apocalipsis» fueron las composiciones incluidas en la placa.
Sin embargo, en un contexto político en el que se aplicaba sin rubor la censura y un pacato entorno social que no aceptaba aggiornamientos en general, pero en particular en cuestiones como la religión, el trabajo de Vox Dei fue objeto de estudios previos por parte de sectores del poder.
En tal sentido, la Iglesia Católica, a través de Monseñor Emilio Teodoro Graselli, secretario del Arzobispo de Buenos Aires, el Cardenal Antonio Caggiano, solicitó a la discográfica las letras de las canciones para evaluar si avalaba su publicación.
La lectura que Soulé había realizado de los textos religiosos no solo tranquilizó a los altos mandos de la curia, sino que, además, provocó elogios y encendidas recomendaciones a los jóvenes católicos para que escuchen esa obra.
Como bien señaló Soulé a Télam, a pesar de que se la suele catalogar como una ópera rock, en realidad se trata de un oratorio porque, aunque se basa en un texto, no existe una puesta en escena ni una representación de los personajes.
Si bien todas las canciones ocuparon un lugar central en el repertorio total del grupo, «Génesis» y «Libros Sapienciales» se ubicaron como los favoritos desde que el para entonces trío, con el guitarrista Nacho Smilari como invitado especial, presentó el disco en una serie de conciertos en el Teatro Alvear de Buenos Aires.
«La Biblia» se convirtió en uno de los grandes hitos del rock argentino y, por ende, acrecentó aún más la enorme popularidad de la que ya gozaba Vox Dei, que desde su aparición se había establecido como la cuarta gran banda de la escena local, detrás de los consagrados y por entonces máximas referencias Los Gatos, Almendra y Manal.
La obra en su totalidad fue interpretada nuevamente en 1986, en varios conciertos en el Teatro Ópera, y en 1997, con invitados como Fito Páez y Andrés Calamaro, entre otros. En ambos casos, significó el regreso de Soulé al grupo, del que se alejó en 1974.
Ese mismo año, casualmente, «La Biblia» fue interpretada por el Ensamble Musical de Buenos Aires junto a importantes músicos del rock argentino, la mayoría de ellos integrantes de La Pesada del Rock and Roll, en una idea de su líder Billy Bond.
Como una manera de evocar los reencuentros de los tres mentores de Vox Dei con esta obra cumbre, el viernes 5 a las 21 podrá verse por streaming un recital de 1996 masterizado a través de tushowenvivo.com.
Texto: Hernani Natale/Télam