Menú

«Rock de la Mujer Perdida», el último disco y el más rockero de Los Gatos

24/07/2025 - Retro
«Rock de la Mujer Perdida», el último disco y el más rockero de Los Gatos

«Rock de la Mujer Perdida», lanzado el 25 de julio de 1970, es el quinto y último álbum de estudio de Los Gatos, una de las bandas fundacionales del rock argentino. Este disco encapsula el espíritu crudo y rebelde de los orígenes del rock en la Argentina, pero también refleja un momento de transición y desgaste para la banda, marcado por tensiones internas y la inminente disolución.

Grabado en un contexto de efervescencia cultural y política en la Argentina de finales de los 60, «Rock de la Mujer Perdida» llega tras el éxito de discos como «Seremos Amigos» y «Beat Nº 1», que consolidaron a Los Gatos como pioneros junto a figuras como Almendra y Manal. Liderados por Litto Nebbia, con Norberto «Pappo» Napolitano en guitarra, Oscar Moro en batería, Alfredo Toth en bajo y Ciro Fogliatta en teclados, la banda ya mostraba signos de fractura. Pappo, cuya energía blusera y visceral chocaba con el enfoque más melódico de Nebbia, abandonó el grupo poco después, marcando el fin de una era.

El álbum, compuesto por ocho canciones, destaca por su simplicidad y crudeza, características del rock argentino primigenio. Temas como «Rock de la Mujer Perdida» y «No Hay Tiempo Que Perder» reflejan la urgencia de la juventud urbana, con letras que capturan la alienación y el descontento de la época, envueltas en riffs potentes y ritmos directos. A diferencia de los discos anteriores, este trabajo incorpora un sonido más despojado, influenciado por el blues-rock y el espíritu contestatario de la contracultura. Sin embargo, no alcanzó la masividad de sus predecesores, en parte por la falta de hits radiales y la creciente competencia de otras bandas.

El contexto de producción fue caótico: las sesiones de grabación, realizadas en los estudios TNT, estuvieron marcadas por las tensiones entre Nebbia y Pappo, cuyos estilos divergentes tensionaban la dinámica creativa. A pesar de esto, el disco conserva una autenticidad que lo hace valioso como testimonio de una banda en su punto de quiebre, justo cuando el rock argentino comenzaba a diversificarse hacia sonidos más experimentales.

«Realmente es un discazo», admitió Toth en una entrevista con Clarín en 2020.. «Es el disco donde cambiamos bastante el estilo y empezamos a hacer un poco más de rock and roll, mientras que lo anterior era más pop y más beat», agregó.

Según Fogliatta, «Los Gatos en esa época fue la primera banda de rock potente, comparable a las primeras bandas inglesas o norteamericanas. Nosotros habíamos viajado el año anterior a Nueva York y trajimos mucha información e instrumentos. Por supuesto que también tiene que haber una buena banda y grandes canciones, y el material que compuso Litto para este disco es muy fresco y las letras están buenísimas. Aparte, se adaptó a cantar rhythm & blues a su estilo, sin tratar de exagerar nada ni imitar a nadie».

Nebbia apuntó que el cambio de sonido del disco anterior tenía que ver con la aparición internacional de grupos como Cream o músicos como Jimi Hendrix. «Es cuando se empieza a dar mayor preponderancia a la experimentación sonora y la guitarra pasa a ser prácticamente el héroe de las bandas», explicó.

«Rock de la Mujer Perdida» no solo cierra la discografía de Los Gatos, sino que también simboliza el fin de la primera ola del rock nacional, dando paso a nuevas propuestas en los 70. Su legado, aunque menos celebrado que el de otros clásicos como «La Balsa», radica en su honestidad y en su rol como puente entre el rock primitivo y las corrientes más sofisticadas que vendrían. Para los fanáticos del rock argentino, este álbum es una joya que captura la esencia de una época convulsa y el talento innegable de una banda que marcó el camino.