
Santiago Ariel Barrionuevo, más conocido como Santiago Motorizado, ha marcado un hito en su carrera con el lanzamiento de «El Retorno», su primer álbum solista. Tras más de dos décadas como líder, vocalista, bajista e ilustrador de la icónica banda platense Él Mató a un Policía Motorizado, Santiago da un paso al frente con una obra que destila vulnerabilidad, nostalgia y una poética única, consolidándose como una de las voces más singulares del rock argentino contemporáneo.
«Bueno, tardé un montón», reconoce. «La verdad que siempre estaba la idea que estén grabadas, que estén grabadas con banda, más allá de que en un momento se filtraron algunas en YouTube, en su versión más básica, que era guitarra y voz, que eran grabaciones que yo hacía para no olvidarme de las canciones, básicamente para tener esa ayudamemoria, y se las pasaba a amigos para que ganaran una devolución, a ver qué les parecía»,
«Alguien en un momento las juntó, las subió… al principio no me gustó porque no era como las quería mostrar yo, pero después se generó algo virtuoso, buena onda, cariñoso, y nada, lo disfruté», cuenta. «Y desde siempre quise grabarlas… pero bueno, siempre tratando de acomodarme a los tiempos que me dejaba Él Mató, y un poco también esa pequeña filtración aplacó algo del impulso, que hizo que se demorase bastante».
Santiago Motorizado recuerda que esas canciones tienen casi una década: Hubo un intento de grabarlas en 2016 en Romaphonic, en diciembre de 2016. En enero de 2017 fuimos a grabar a Sonic Ranch ‘La síntesis O’konor’, un mes después. Y lo que pasó con ‘La síntesis O’konor’ generó tanto cambio en la banda, tuvo tanta aceptación, repercusión, que también perjudicó la continuidad de esas grabaciones de diciembre de 2016, que cuando las retomé en pandemia ya no me gustaban».
«No es que no me gustaban las canciones, sino como había encarado el disco, la producción», aclara. «Y ahí en 2021, ya muchos años después, arranqué de vuelta, de cero, a grabarlas de vuelta, y era como una cosa que nunca llegaba a su final, que había arrancado hace un tiempo, y ahora sí, y me siento extraño, porque estoy llegando a un lugar que parecía que nunca iba a llegar, a terminar estas canciones, a poder mostrarlas. Estoy recontento y a la vez siento como una extrañeza, una especie de vacío. Lo que sentí cuando ganamos la Copa (del Mundo), que sentía felicidad y después dije ‘pará, siento un vació enorme en el pecho'».
Con el tiempo, las canciones fueron mutando. «Como yo hacía esas grabaciones, las mandaba, y algunas, viste, por ahí Willy (Ruiz Díaz) me decía, ‘esta, mirá, si le cambiame el tiempo, la aceleramos acá, que se yo, entra’. Sobre todo en esa época que Él Mató era más ruidoso, tenía un pulso así, más punk, por decirlo de alguna manera. Y estas canciones nacían de una cosa más folk, para ir directo al grano», cuenta Santiago.
«Pero sí, algunas canciones pasaron al repertorio de Él Mató, les dimos una vuelta ahí y ya son parte para siempre de ese lugar. Y otras no, porque tenían una forma muy diferente. Y sobre todo para mí algo que era lo definitivo, lo que divide un poco esta matriz de los dos proyectos que conviven: es que cuando escribo las canciones y las pienso para El Mató da una manera siento que estoy escribiendo algo que nos representa a todos y que eso es un lugar de unión donde después todos armamos y terminamos de desarrollar esa canción. Y acá me corro de eso y me meto en un lugar más personal, por más que después las canciones de Él Mató son cuestiones personales, son cosas íntimas, pero así y todo ese lenguaje, esa forma, esa estética, siento que es algo que engloba el universo de Él Mató y acá me voy un poco más para cualquier lado y lo que realmente marca la diferencia es que tienen un humor más mío, incluso más humor que las de Él Mató. Él Mató tiene humor, pero no tanto, un lugar como un poco más solemne, y acá me voy, no me importa nada, siento que no tengo que representar a nadie y me voy para cualquier lado y eso me divierte y las canciones tienen más ese juego irónico sobre las cosas. Por ahí son las mismas cosas, el amor, la amistad, los héroes, los villanos… pero más atravesado por la ironía», reflexiona.
En cuanto a la utilización del término «nena» en sus canciones, Santiago explica: «El ‘nena’ siempre me fascinó. Yo lo escuchaba más que nada del punk. El punk lo usaba mucho en esa oleada que me marcó mucho de los 90, con 2 Minutos, Attaque 77, Embajaba Boliviana, Mal Momento… y puedo seguir nombrando rápidamente, pero el ‘nena’ me parecía espectacular porque venía a traducir el ‘baby’ del rock anglosajón y ‘nena’ era algo que después no usabas, se mezclaba en un lenguaje o canciones de amor que iba muy directo, con palabras muy propias del lenguaje y de repente había un ‘nena’ que remataba y que era algo extraño que después en el mano a mano no usabas con nadie. Si le decís ‘hey nena’ a alguien… es raro. Bueno, eso metido en una canción me parece espectacular, me parece algo que se generó, como un lugar donde estamos todos de acuerdo que ahí está bien»,
Y añade: «Lo puede usar (Luis Alberto) Spinetta o lo pueden usar los punk… el Mosca de 2 Minutos y va a estar bien, ya se generó como un remate de rock’n’roll, que es certero y me fascina. Y a veces por ahí sí, me voy un poco de rosca y me gusta, me gusta esa cosa que está ahí en el medio, entre algo que puede ser emotivo, que te lleva a un lugar muy primal del rock y también en un juego irónico. Lo que funciona… es lo que hablamos recién de la palabra, que tiene ese lugar extraño».
Santiago traza una comparación entre «El Retorno» y el último álbum de Él Mató a un Policía Motorizado, «Super Terror», de 2023: «Yo lo comparaba a ‘Super Terror’, que es lo último que escribí, que es muy reciente y siento que en un punto hablan de lo mismo, en un punto, pero uno más desde la bronca y otro más desde el humor y los dos por ahí llegan a lugares parecidos. En ‘Google Maps’ hablo de la tecnología, que es una temática que está metida en ‘Super Terror’, un poco encriptada, pero hablo de este mundo atravesado por la tecnología y cómo nos relacionamos, y todo eso pero desde un lado más melancólico y de bronca, y acá me burlo de eso. Porque también, yo creo que cualquier lugar adonde vayamos a quejarnos, a reflexionar o a atacar, siempre si va con un poco de humor para mí es mejor».