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Se cumplen 40 años de la estelar y frenética visita de The Police que no supimos dimensionar

13/12/2020 - Retro
Se cumplen 40 años de la estelar y frenética visita de The Police que no supimos dimensionar

Tres shows que no captaron la atención del gran público y la prensa pero cautivaron a fans y músicos locales, un tenso altercado con la policía en el contexto de feroz dictadura que vivía el país y una cabalgata vestidos de gauchos por el marplatense Parque Camet fueron algunos de los ingredientes principales que marcaron la fugaz visita de tres días, en diciembre de 1980, del trío británico The Police, en su momento de mayor pico de fama internacional.

El periplo del grupo integrado por Sting, Andy Summers y Stewart Copeland incluyó un concierto el 14 de diciembre en la inauguración de la discoteca New York City, en el barrio porteño de Villa Ortúzar; un show en Obras, al día siguiente; y el 16, una presentación en el Radio City de Mar del Plata.

Al momento de la llegada al país, la banda contaba con tres discos editados –»Outlandos d´Amour» (1978), «Reggata De Blanc» (1979) y «Zenyatta Mondatta» (1980)–, con canciones que hoy son clásicos como «Roxanne», «Message in a Bottle», «Walking on the Moon» y «De Do Do Do, De Da Da Da, entre ötras. Sin embargo, en el plano local era una formación ignorada o subestimada por el establishment rockero, que hasta allí solía renegar del punk y sus derivados, como el caso de la new wave.

«The Police estaba haciendo giras por lugares que nunca había tocado, países exóticos como India, porque quería hacer un video que se llamaba ‘Police Around The World’. Entonces quería venir a filmar a Sudamérica. Se armó una agenda en donde la prioridad era la filmación en el Parque Camet”, recordó a la agencia Télam el empresario Daniel Grinbank, responsable de esa visita, en sociedad para la ocasión con Dardo Ferrari y Ricardo Fabre, dueño de New York City.

En una entrevista con la revista Pelo en aquel momento, los músicos fueron consultados sobre la importancia que le asignaban a esta gira. «Creo que es muy importante tanto para nosotros como para ustedes», dijo Summers. «Es la primera vz que un grupo importante viene a la Argentina en su momento de apogeo, además, somos la única banda de new wave que ha llegado hasta aquí. Creo que el saldo de este tour será muy bueno para todos».

Sting, por su parte, manifestó el interés de conocer la cultura hispanoamericana. «Por eso es que quisimos hacer esta gira. Nosotros no sabíamos cómo iba a recibir nuestra música pero igual quisimos venir». Copeland agregó: «Para nosotros es más divertido venir a la Argentina que tocar en los Estados Unidos, porque allí ya sabemos cómo nos reciben».

Aunque el cronograma inicial preveía la apertura de la gira para el día 13 en Obras, lo que dejaba al 15 como fecha libre; una necesidad de abaratar costos de estadía en el país, la inamovilidad de la fecha planeada para la inauguración de la disco porteña y el objetivo central de filmar en Mar del Plata, que provocó que la banda viniera acompañada por un equipo de la BBC, obligó a un pequeño reajuste del calendario.

En ese contexto, The Police tuvo su debut en un colmado New York City, al que se acercaron algunos jóvenes aspirantes a músicos que, poco después, tomarían a The Police como influencia para cambiarle la cara al rock argentino, como el caso de Gustavo Cerati y Zeta Bosio, por citar algunos.

Pero el estilo y la pericia musical del grupo británico no solo confirmó lo que muchos jóvenes atentos a sonidos ligados a la modernidad sabían, sino que también llamó la atención de los artistas locales afianzados, cuyas fuentes de inspiración provenían de los años 60 y del rock progresivo.

«A mí me contrató Grinbank para que haga el sonido de escenario de la gira, porque veníamos trabajando juntos con Serú Girán. Yo no los conocía, pero cuando los escuché me pareció muy novedoso lo que hacían. Eran muy profesionales y muy grosos. Yo soy de los que si no hay un violero que pele mucho, no me gusta la banda; pero me sorprendió el estilo de Andy Summers que no hacía solos, pero tenía un dominio increíble de los acordes y las armonías», reveló a Télam el músico Héctor Starc.

La noche en Obras también fue un suceso de público y quedó guardada en la memoria colectiva rockera local por la patada con la que desde el escenario Andy Summers le voló la gorra a un policía que intentaba llevarse detenida a una fan, entonces novia de Gamexane, el ya fallecido guitarrista de Todos Tus Muertos y Los Siete Delfines.

El incidente tomó ribetes míticos que convirtieron a Summers en poco menos que un justiciero por enfrentar a la autoridad en medio de la más feroz dictadura que vivía el país; sin embargo, el relato se torna más terrenal al ser es recordado por protagonistas y testigos directos.

El propio exPolice reveló en una charla que tuvo con Télam, cuando visitó el país en 2018, que al llegar a camarines lo quisieron detener, en un momento de suma tensión que fue sorteado gracias a la intervención de Grinbank y Miles Copeland, hermano del baterista y mánager del grupo; y a los pedidos de disculpas del guitarrista.

«Sé que fue muy simbólico por el momento que atravesaba el país. Nosotros no entendíamos por qué eran tan represivos. Estábamos en el concierto shockeados al ver que la gente era golpeada por la policía, así que quisimos proteger a una jovencita que estaba muy cerca del escenario gritando, por eso pateé a este tipo. Luego quisieron arrestarme, fue un momento muy pesado, pero el público lo amó», dijo Summers en esa ocasión.

Grinbank puntualizó que, al momento del incidente, el uniformado quiso detener el show pero fue convencido por él y Miles Copeland de solucionar el conflicto al término del concierto, para evitar desmanes del público.

«Al policía incluso le brotó una especie de nacionalismo. Decía: ‘Estos ingleses qué se creen que van a venir a hacer lo que quieran’… y cosas así. Como era una comisaría con la que yo trabajaba mucho en esa época, le expliqué al comisario que me perjudicaba mucho si detenían al músico porque la gira debía continuar. Le ofrecimos que Summers se disculpe, en fin, de todo para que no pase a mayores», rememoró.

Y agregó: «Finalmente, Miles convenció a Andy, que estaba pálido porque se veía venir una condena en Argentina, y con un traductor de por medio, dio las explicaciones del caso y las disculpas correspondientes que permitieron superar el incidente».

Por su parte, Starc aseguró que el suceso «enojó» a los técnicos locales para los que Obras era casi un segundo hogar, porque «ese era un policía que conocíamos de estar siempre ahí y era un buen tipo, no era quien se merecía una reacción así».

La última parada en Mar del Plata tuvo un moderado éxito, con menos de la mitad de las localidades del Radio City ocupadas, pero cumplió el objetivo de filmar en Parque Camet, vestidos de gauchos, portando boleadoras y montando caballos, un testimonio disponible en YouTube.

«Yo había traído a John McLaughlin, Egberto Gismonti, Weather Report, Jan Hammer, pero con Police di un salto cualitativo, porque si bien acá era una novedad, a nivel mundial ya jugaba en las ligas mayores. Yo viajé luego en enero a reunirme con distintas agencias y fui sacando chapa de haber llevado a Police a Argentina. Además establecí una relación con Sting que se prolongó y me permitió organizar futuros shows de él en el país», concluyó Grinbank.

En su crítica del show en Obras, la revista Pelo escribió: «Desde que los Police aparecieron cantando ‘Don’t Stand So Close To Me’, el estadio Obras se convirtió en una enorme usina de energía humana que constantemente se trasladaba del escenario a la platea y viceversa. Miles de gargantas cantando, miles de brazos alzados, miles de cuerpos moviéndose con el ritmo sensual del reggae, absolutamente electrizados y entregados en un rito festivo casi tribal. Con los Police el rock’n’roll recobró su esencia de fiesta, de canto y baile, de participación total. Allí estuvo el hallazgo: en Obras la música la tocaron tres, pero la hicieron todos».

«Toda esa magia gracias al carisma de Sting, un bajista de una potencia increíble que toca con exactitud metronómica y canta maravillosamente bien. Él es el conductor del espectáculo, el líder en escena que dirige la energía de la multitud. A Andy Summers, que es un guitarrista con técnica que lució muy poco, pero que hizo un trabajo solvente construyendo armonías, orquestando con su guitarra hasta hacerle perder su identidad de tal. Y por último a Stewart Copeland, un baterista excepcional, fuerte, que toca cada tema como si en ello le fuera la vida. Si Sting conduce el show, Copeland conduce a la banda a través de las síncopas de su batería, marcando con precisión los tiempos de reggae que caracterizan a la banda».

«La nueva ola trajo la marea de recambio que el rock necesitaba y, seguramente, la visita de los Police producirá el fenómeno catalizador que pondrá en marca este proceso tan necesario aquí. La música debe cambiar para seguir siendo vigente. El público ya lo entendió», finalizó diciendo la nota.


Texto: Télam, con información adicional de revista Pelo