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Se estrenó «Bill 79», la película que retrata el paso del jazzista Bill Evans por San Nicolás en 1979

12/05/2023 - Noticias
Se estrenó «Bill 79», la película que retrata el paso del jazzista Bill Evans por San Nicolás en 1979

«Bill 79», largometraje dirigido por Mariano Galperín que narra el anecdótico paso del jazzista estadounidense Bill Evans por la ciudad de San Nicolás cuando estuvo de gira en Buenos Aires en 1979, se estrenó en las salas comerciales de todo el país.

Protagonizado por Diego Gentile en el rol del aclamado pianista, la película sigue el recorrido de Evans, conflictuado e introspectivo a partir de un consumo de heroína, entre otras adicciones, que terminaron por matarlo menos de un año después de los acontecimientos retratados.

La sorpresa para la comunidad de San Nicolás ante la presencia del músico impulsó a Galperín, a través de un artículo periodístico sobre el episodio, a imaginar una posible película sobre aquella anécdota.

«Estaba leyendo una nota, que era una investigación sobre Bill Evans y su paso por Buenos Aires, y mientras la leía decía ‘esto absolutamente es una película’, porque todo lo que pasaba era increíble y era real. Me puse a investigar por mi lado y decidí hacer el guion. Me gustaba tanto la historia y me parecía que era muy, muy cinematográfica. Y, además, la época», resaltó el realizador sobre sus principales motivaciones para hacer el filme.

Aquel paso de Evans por San Nicolás puede leerse como un accidentado paso en falso en el marco de su gira porteña. Se programó por la gran cantidad de ciudadanos estadounidenses que estaban radicados en esos días en esa ciudad a raíz de las labores que llevaban a cabo para una empresa siderúrgica, pero la realidad es que la audiencia no superó los 200 espectadores y la actuación tuvo que ser asociada a la ceremonia de elección de una reina regional para que no sea un fracaso total.

Sin embargo, esta posta dibujó una sonrisa de felicidad en el rostro de Bill Evans cuando entre bambalinas vio un viejo piano de la misma marca e igual modelo al que tenía cuando era niño y en el que había tomado sus primeras lecciones. No dudó en pedir que lo desempolvaran y comenzó a tocarlo ahí sin público, en los pasillos del evento.

En cuanto a su propuesta en el filme, Galperín que buscó «utilizar la información cierta que hay y escribir para que sea un guion» y valoró «sentir que el guion no es basado en hechos reales, sino que es inspirado en hechos reales, que es una pequeña gran diferencia: daba más libertad para hacer lo que se dispusiera, aunque siempre atado a la verdad».

Para sostener narrativamente la verosimilitud de la historia, el director optó por un elenco argentino con voz doblada por estadounidenses, con la salvedad del rol interpretado por Marcelo Xicarts, que encarna al productor local del show usando un pintoresco inglés mal hablado, con tintes criollos, para funcionar como alivio cómico y darle un toque de argentinidad al relato, centrado en los norteamericanos.

Con guion y producción a cargo de Galperín, el elenco se completa con Marina Bellati, Walter Jacob, Julia Martinez Rubio, Alejandro Jovic, Guido Botto, Paco Gorriz, Elvira Onetto, Martin Pavlovsky, Candela Arregui, Martin Salazar, Nicolás Gentile y Teo Podolsky.

P: ¿Qué quisiste expresar de la atmósfera de la película a través de los diálogos y cómo pensaste la construcción del personaje de Evans?

Mariano Galperín: Sabía que él era una persona con fuertes temas con las drogas pero me impresionó conocer que era tan fuerte… veinte años de drogas duras, por supuesto que marcan. Aparte sabía que, pese a su estado depresivo, era alguien que mantenía la chispa del humor constante todo el tiempo de su vida, hasta su último día. Entonces eso me jugó muy a favor porque pude hacer una película que tenga humor y que sea entretenida, no lacrimosa. Me gustaba la idea de que no sea muy para abajo, y la averiguación de que él tuvo en todos sus momentos muchísimo humor y chispa la utilicé para poder construir todos los diálogos necesarios. Por otro lado, también aproveché el personaje argentino, el manager, para darle toda la argentinidad y sumar ese punto de vista. Y, por otro lado, también intenté meter en cada rincón que encontraba toda la argentinidad posible, pese a que son norteamericanos yendo por Buenos Aires, que la película sea bien argentina era algo que me interesaba.

P: ¿Tenías algún tipo de preferencia musical por Evans como para embarcarte en la historia o te pareció gracioso el anecdotario de su visita a San Nicolás y que valía la pena para una película?

MG: Siempre imaginé la película desde un primer momento no pensando en los fans de Bill Evans, sino para que cualquier persona que le guste el cine y le guste una historia pueda disfrutarla sin saber de jazz. Lo que me pareció muy interesante es que cuando vino a Argentina y sucedió todo este evento imposible, él ya había hecho todo, no es que era un pibe que después creció. Él muere menos de un año después, o sea que ya había hecho todo ese increíble y genial recorrido. Y eso le da más fuerza a la historia: que ya había hecho todo… era un dios del jazz y está tocando en un pueblito con toda esa situación que no se puede creer. La película intenta, y creo que lo logra, estar adentro de la cabeza de Evans.

P: ¿Cómo manejaste el tema del idioma?

MG: Teníamos un coach de inglés todo el tiempo que ayudaba a los actores, que son todos argentinos, y les explicaba cómo era la modulación, pero están doblados por actores estadounidenses. Salvo al personaje argentino, a quien prohibí absolutamente que hable con el coach; le dije que hablara como el inglés de los ensayos y si había algo que no supiera que lo dijera sin saberlo, como lo diría en la vida real. Y eso fue como dando una especie de jugo muy rico al personaje ese.

P: ¿Qué tal fue el trabajo de ambientación?

MG: Me parece importante el contraste real entre una Buenos Aires en 1979 con militares, con la radio pasando tango, todos con el pelo cortito y bigote, y estos personajes que parecen marcianos que llegan a la Argentina, con todo un estilo jazzero de pelo largo y ropa increíble. Entonces me parecía que ese contraste lo quería subrayar mucho incluso, un doble subrayado: los militares y lo tremendo que pasó acá y por otro lado está esa especie de nave espacial que cae en Torino a este pueblo. Lo importante era que el espectador pueda disfrutar de una época y de un mundo y un momento. Fui muy cuidadoso con todos los detalles de la época porque me gustaba la idea de que uno vea una película en Argentina en 1979 y todo lo que esté ahí corresponda.


Por Martín Olavarría (Télam)