El guitarrista Jorge Moreno, uno de los fundadores de la banda de thrash metal Serpentor, repasa sus comienzos en el mundo de la música, su trayectoria con el grupo y anticipa la grabación de un nuevo álbum, que producto de la pandemia y la cuarentena será «un disco al palo, con un poco de bronca».
Moreno recuerda que siempre estuvo rodeado de música. «Vengo de una casa de músicos… mi papá fue folclorista, tocaba el bandoneón, tocaba en peñas y todo, y mi hermano es bajista también, tocaba folclore, pop, funk… entonces, cuando quise arrancar a tocar me dieron una idea de hacerlo serio», cuenta.
Y agrega: «Me mandaron a estudiar en una Casa de la Cultura en el barrio, aprendiendo algo de folclore y un poco más grande, a los 15, me fui a un profesor de guitarra del barrio, y fue ahí cuando me dijo ‘tomá, escuchate esto’ y me dio ‘Master of Puppets’ de Metallica… ¡y me voló la cabeza!. Creo que ahí fue cuando me decidí a tocar este estilo».
Pero Metallica no fue su única influencia. «También me había pasado el disco ‘Raising Force’ de Yngwie Malmsteen… me gustaba porque era virtuoso y todo, pero creo que me hacía más ruido el hecho de tocar con una banda, algo más energético», amplía.
La música no fue su única pasión. «Me iba acercando cada vez a lo más pesado, pero me gustaba mucho el tema del pensamiento y la ideología que tenía todo esto… poder romper un poco las reglas, siempre tenía esa idea, de hablar un poco sobre la gente que sufría las desigualdades sociales dentro de este sistema que tenemos», cuenta
«Y creo que eso fue lo que me hizo acercar mucho más al thrash, porque a la hora de tocar, me gustaba mucho el hecho de tocar… el thrash metal era como que superaba al heavy metal, superaba al punk, superaba a un montón y tenía de todos ellos un poco», explica.
Respecto del sonido de algunos discos de thrash metal, Moreno dice: «La música que suena vieja es porque era lo que había, era en la manera en que se grababa, no había otra manera para hacerlo, entonces optaban por eso… te ponían dos o tres micrófonos y el audio se grababa así. Recién había arrancado la computadora a meterse en este embrollo, nosotros no teníamos y por ahí estábamos en un estudio de grabación… estaba Panda, estaba El Pie, nos mataban todos…».
«Vendí todos los equipos que tenía de una sala y armamos el estudio. Micrófonos precarios, los poníamos más o menos ahí, y a eso sumale la inexperiencia… entonces, lo que hacíamos era grabar y eso quedaba. Fueron tomas directas, fueron cosas que grabamos y quedaron y así salió el audio, le hicimos una mezcla, no teníamos conocimiento del trigger, no teníamos conocimiento del Sound Pure, y quedó como ese sonido thrashero que había hace muchos años».
En los planes de Serpentor estaba el lanzamiento de un nuevo álbum en 2020. Pero esos planes se vieron modificados por la pandemia de coronavirus y la cuarentena impuesta por las autoridades nacionales. «Nos agarró a todos esa pandemia así que nos detuvo un montón de cosas que teníamos que terminar de grabar, las voces y algunos solos», cuenta.
«Estábamos todos en un conocimiento a ver qué es lo que pasaba, entre el miedo, también el bajón, la depresión… imaginate que yo tuve que cerrar el estudio de grabación, tenía seis salas de ensayo, yo laburaba de esto y tuve que cerrar todo y me quedé encerrado en mi casa, no podíamos salir».
«De repente no lo podíamos creer, yo me volvía loco… sinceramente, no es que sea un vago, pero no me quedo nunca en mi casa un viernes o un sábado, porque siempre salía a la casa de unos amigos, a recitales o teníamos que salir a tocar. Así que ya retomamos la grabación de las voces, ya empezamos a meter los coros y es un disco al palo, con un poco de bronca», sentencia.
Foto: Alberto Acosta