«Hola mundo» es el nuevo disco de Tan Biónica, la banda de mayor crecimiento y polémica de los últimos años en el rock argentino, y en esta ocasión los muchachos contaron con la ayuda del experimentado productor español Rafa Sardina para armar una ingeniería sonora impecable de un álbum que les permita conquistar América.
Los Tan Biónica se ponen muy por encima de las polémicas y de critica ortodoxa, anticuada, demodé, que es la misma que en los años 80 se “asqueaba” y advertía sobre los efectos negativos de los raros peinados nuevos y por sobre todo el profundo cambio musical que generaron en el rock argentino Soda Stereo, Sumo, Virus, Fricción, Don Cornelio y la Zona, entre otros artistas.
Este nuevo álbum tiene una obertura compuesta por Bambi Moreno Charpentier y Edy Lanz, orquestada, épica y muy romántica a cargo de la Filarmónica de Praga, que le da paso a “Tus horas mágicas” que ponen el clima bien arriba, con una letra entre romántica y dark, con bueno trabajo de las maquinas, el bajo procesado y las guitarras.
“Las cosas que pasan” va despertando de a poco hasta llegar un estribillo pegadizo y un puente pegadizo y bien rítmico, mientras Chano cuenta las cosas buenas y las malas de un amor, y las cuerdas de la Filarmónica de Praga apoyan los momentos más dulces pero también los más enojados de la canción, hasta que el final se apoderan de la canción junto a la base de Diega en batería y Bambi en bajo. Sobre el final de la canción, las cuerdas acompañan solas a Chano que cuida su garganta y busca transmitir emoción, sin pifias ni descuidos.
“La manera que eligió para matarme” abre con un bajo procesado y una batería electrónica, hasta que las cuerdas y los vientos y bronces entran en un toque casi barroco para reafirmar la frase que le da el titulo a la canción. Y lo vuelven a hacer al final de la canción.
“Un poco perdido” que cuenta con la participación del colombiano Juanes, se abre lenta y con un sonido bien de los 80 con baterías y cajas de ritmo, además de un teclado, para armar la canción con la letra más larga del disco y la más elaborada. Y la participación de Juanes no implica que la canción tenga aires caribeños, que los TB eludieron elegantemente.
En “Un poco perdido” Tan Biónica juega con esos toques épicos rockeros que tanto ama Bambi, a lo Muse y lo Coldplay, pero esta vez la apoyatura surge desde la base, con Nikko Taranto acompañando a Diega, a los que se suma Ignacio Macaluse en percusión y Germán Guarna en piano.
“700 toneladas” tiene la apertura más orgánica, con dos guitarras, una percusión, cuidadosa, un theremin sintetizado, el bajo procesado, y unos bronces dándole otra vez toques más graves casi a lo Van Dyke Parks, que concluye con un Chano repitiendo en francés, una frase que traducida significa “tu alma alivia el sufrimiento”. Mientras hacia el final la parte instrumental mezcla diferentes baterías produciendo ritmos que chocan.
Escuchando los arreglos tanto de cuerdas como de bronces, queda claro que Bambi es fanático de los trabajos de Ennio Morricone en los western spaghetti, como también de la carga de caballería de la cantata “Carmina Burana”.
El primer single de este digo fue “Hola mi vida”, una canción romántica, bien electro-pop, con teclados, la batería electrónica, el bajos sintetizado y la guitarra entrando y saliendo, hasta que toma cuerpo de hit y abre el tramo más bailable del álbum que sigue con “A.M.E.R.I.C.A.” tocada con batería electrónica, bajo procesado y a varios sintetizadores.
“Victimas” sigue envasada en ese sonido electro-pop pero ya gana espacio la guitarra de Sebastián Seoane y un batería electrónica golpeada por Diega, con Chano saldando cuentas románticas con la frase “sin vos muñeca, no tiene sentido y sabes que no hay renuncias eternas sin libertad”.
La “Otra Manera” abre calma y de a poco la voz de Chano va subiendo de tono, al igual que el acompañamiento instrumental. El piano da una suaves acordes de apertura a “No me atreví a sugerir que te mueras”, casi como una cancioncita de cuna, algunos toques de sintetizadores, y otros instrumentos. Y aun así desnuda y emotiva, la canción tiene pasta de clásico y vestida puede ser coreada y saltada por todo el piberío bionico.
(Adrián Mouján, Télam)