Vicentico, quien acaba de presentar «El pozo brillante», su séptimo álbum solista grabado entre Buenos Aires y Nueva York cuando una pandemia aún resultaba una distopía, aseguró que «hacer discos en vez de singles se convirtió en vanguardia».
«Ahora pareciera que quienes hacemos discos enteros formamos parte de algo antiguo pero a esta altura es todo lo contrario, para mí somos parte de una logia oculta esotérica», dijo Vicentico en una entrevista por Zoom con la agencia Télam al ser consultado por los desafíos de apostar al álbum en tiempos de sencillos.
Y agregó: «La industria es como es y obviamente veo que pasa eso, pero no me afecta en ningún sentido. Yo también uso Spotify y otras plataformas, a veces escucho música de ese modo que está bueno, pero también está lo otro, de escuchar discos enteros y tener ese rato que, para mí, es la manera en la que la música nos puede modificar; y no hablo de una gran modificación, si no algo parecido a lo que pasa cuando leés un libro y aparece un párrafo o frase que te transforma o te ayuda».
«El pozo brillante», producido por Vicentico y Héctor Castillo, es el sucesor de «Último acto» (2014) y llega luego de los últimos lanzamientos con Los Fabulosos Cadillacs: «La salvación de Solo y Juan» (2016) y «En vivo en The Theater at Madison Square Garden» (2017).
El primer adelanto del nuevo material se presentó a fines de octubre de 2019 con el lanzamiento del tema y video de «Freak» y continuó en mayo de 2020 con «No tengo», cover personalísimo de «Ain’t Got Bo (I Got Life)» popularizada por Nina Simone.
«Cuando salga», estrenada en septiembre pasado, fue escrita en el mundo pre-pandémico pero pareciera premonitoria: «Caminar, bajo el sol/Es lo único que quiero/Y salir de prisión/Escaparme de este encierro».
P: A priori la idea de un pozo brillante parece contradictoria, ¿De dónde sale?
Vicentico: Es una imagen que me fue viniendo a la cabeza a medida que hacíamos el disco. Un pozo es algo oscuro pero cuando uno está dentro de la oscuridad y se empieza a acostumbrar empezás a ver cosas tenues que después se transforman en brillitos. Es una imagen que tiene que ver con cómo está hecho el disco, para escuchar con auriculares porque tiene un montón de cositas y oscuridades que se van revelando. Suena un poco pretencioso así explicado, pareciera que estoy hablando de una obra y en realidad simplemente estoy tratando de describir imágenes que tenía en la cabeza mientras estaba grabando.
P: ¿Dudaste en presentar el disco en este contexto?
V: No. Cuanto más extraño y «dificultoso», más entretenido. Como estamos hablando de música y discos, de nada serio, cuanto más raro para mí mejor, me parece más interesante. Uno no pierde nada: el disco va a estar ahí todo el tiempo, no se va a ir. Yo desde hace mucho que no tengo expectativas de que las cosas sean inmediatas, de que un disco que grabás sea reconocido o escuchado al instante. Me parece que tiene que ver mucho más con el pozo brillante: me pasa con la música que yo escucho, que a la más vieja la sigo encontrando y descubriendo todo el tiempo. Por eso no lo veo como algo negativo: no tengo la clase de expectativa que se puede tener respecto a un disco, excepto que algunas personas lo escuchen entero.
P: La serenidad se volvió contracultural en este contexto…
V: Me gusta que sea así, me gusta lo esotérico, lo que hay que buscar. El último disco de Los Cadillacs ya tiene cinco años y también está pensado de ese modo, más allá de lo que opine en general la industria. Siento que estoy en ese plan, mi camino es más una búsqueda constante que otra cosa. Me identifico con otra forma.
P: El disco tiene un cover de Nina Simone, ¿Te imaginás versionando algún artista actual? ¿Te influencia algo de lo que sucede ahora?
V: Sí, obvio, todo el tiempo escucho canciones que me gustaría haberlas hecho y me da ganas de reversionarlas. Es constante, es medio insoportable también, porque nunca lo hago. Pero cada tanto una canción me explota mucho la cabeza y voy, trato de grabarla. Tengo infinidad de versiones de canciones de distintos mundos y solo algunas me parece que pueden funcionar.
P: ¿Por ejemplo?
V: Desde Cristian Castro a Isabel Pantoja o Neil Young, hay artistas que me encantaría versionar y nunca puedo. De Neil Young me gustan todas las canciones pero después se complica encontrar la traducción, todas las canciones lindas cuando sos cantante te dan ganas de cantarlas. Después te das cuenta que no te quedan bien o no están dentro de tu registro no sólo vocal sino mental. Ahora grabé, para más adelante, una versión de «My Way» que es «ingrabable» porque tiene 80 mil versiones pero en medio de la cuarentena me la puse a grabar. Y temas de Cristian Castro grabé un montón.
P: ¿Extrañás el vivo?
V: Tengo ganas de tocar, más que por el disco porque es mi modo de vida y de expresión. Empiezo a extrañar comunicarme de ese modo, que es diferente al usual: cantar en un escenario, no pensar, es una cosa muy poco mental que la extraño. Eso ahora lo encontrás cuando hacés algún deporte o movés el cuerpo y no pensás por un rato. Cantar en vivo es parecido a eso. Se extraña porque es un modo de estar en otra y que espero que vuelva en algún momento. El único concierto programado que tenemos con Los Cadillacs es un Festival en Chicago, Ruido Fest y, aparentemente, en octubre estaríamos tocando de vuelta en algunos países como Chile y México.
Texto: Solange Levinton / Télam