Sobreviviente de todas las escenas posibles desde 1987 gracias a una filosofía anarco-punk que le permitió moverse desde siempre bajo preceptos que recién hoy aparecen extendidos y consolidados en la sociedad, Massacre ocupa en la actualidad el privilegiado lugar de clásico que puede dialogar sin ruido con el estado actual de cosas.
Esta entidad permite que, por ejemplo, la banda pionera en nuestro país del llamado skate-rock apueste al lanzamiento de un disco de vinilo a la vieja usanza, o que despliegue un estilo musical heredero del post-punk, pero que su discurso y postura escénica se encuentren más cómodos ahora que a lo largo de su histórico recorrido.
Por caso, el desprejuiciado grupo que tiene al inefable Walas como cara visible prepara el inminente lanzamiento de su nuevo disco «Nueve», una producción que presenta tres grupos de tres canciones a cargo de tres importantes productores, Gustavo Santaolalla, Héctor Castillo y Federico «Fico» Piskorz –guitarrista del grupo-, el cual verá la luz en formato vinilo.
Sin embargo, la banda sigue moviéndose dentro de ese universo visual y lírico creado a través de los años en donde las deidades femeninas tienen un protagonismo casi exclusivo, uno de los tantos elementos que la ubicó en un sitial de avant-garde en relación a la cosmovisión que rigió al rock durante décadas.
«Fuimos adelantados porque nosotros de muy chicos fuimos militantes anarco-punk. Eso nos dio un avant-garde ideológico respecto a ciertas posturas, como por ejemplo el machismo. El underground y el anarco-punk, el haber estado metido en el Parakultural con Batato (Berea), (Humberto) Tortonese, (Alejandro) Urdapilleta y toda esa gente, nos dio cierta vanguardia que hoy en día se popularizó y extendió», analizó Walas.
Y amplió: «Éramos anarco-punk y hoy en día ser anarco-punk es lo mismo que ser antiglobalización. El veganismo, el feminismo, el ‘hazlo tú mismo’ son cosas que están incluidas en la materia anarco-punk y eso nos puso a nosotros en la vereda opuesta al rock que se canceló o que pasó de moda».
Esta mixtura subirá a escena una vez más este viernes 19 de mayo, cuando Massacre lleve a cabo su espectáculo «Riesgo Rex» en el porteño teatro Gran Rex, en donde mostrará alguna de las nuevas composiciones, repasará sus clásicos y volverá a invitar a un viaje psicodélico-conceptual a partir de la escenografía, las luces y las gráficas.
En una entrevista con la agencia Télam, Walas reveló detalles del concierto del viernes próximo, brindó precisiones sobre el nuevo disco y reflexionó en torno a la manera en que se posiciona la banda en el contexto actual.
P: ¿Qué particularidades tendrá este nuevo show en el Gran Rex?
Walas: Nosotros tenemos dos facetas: una más «poguera» que se da en nuestros recitales habituales, cuando solemos tocar en La Trastienda o en Groove, con gente parada, pogo, ritual de recital; y cuando tocamos en un teatro, como en este caso, hacemos un repertorio de temas más progresivos, psicodélicos, más sinfónicos, más volcados a estar flasheando que a estar pogueando. Hay medleys, potpurrís, covers. Este va a ser una mezcla de las dos cosas: de un recital normal y lo que nosotros llamamos «massacredélica». Estamos armando un show con mucho énfasis en lo visual, en que sea un show más contemplativo que participativo. Va a haber un cuarteto de cuerdas de Javier Casalla, una pianista. Será un show fuera de lo común respecto a lo que son los habituales shows de Massacre.
P: ¿De ahí el nombre de «Riesgo Rex» para el espectáculo?
W: «Riesgo» es una de las canciones del disco nuevo producidas por Santaolalla. Salió de allí. Vamos a tocar algunas canciones nuevas, por ejemplo los dos singles que salieron esta semana, «Ella va» y «La cita», producidos por Héctor Castillo, que la gente ya los conoce, y algunos estrenos más, pero no es la presentación del disco.
P: ¿Qué podés anticipar del nuevo disco?
W: Saldrá luego del Gran Rex. Está pensado como en tres segmentos, un tríptico con tres productores distintos, así que es un disco que está hecho en Los Ángeles, Buenos Aires, Brooklyn, Texas…un disco continental. Se va a llamar «Nueve» porque son nueve canciones, es el disco número nueve de Massacre, además nueve es como decir nuevo pero en idioma inclusivo. Hay una serie de cosas que hacen a la numerología del nueve. Lo estamos presentando de a singles de vinilo, cada uno dedicado a un productor.
P: ¿Hay alguna línea conceptual que una la labor de los tres productores?
W: No, cada canción es independiente. Sí se siente el espíritu de cada una de las trilogías, pero no tiene nada conceptual, son canciones autónomas entre sí.
P: Supongo que para ustedes no es lo mismo trabajar con un consagrado como Santaolalla que con un compañero como el caso de Fico.
W: Con Santaolalla tenemos una amistad muy grande y lo de producirnos surgió de una vez que vino a comer a mi casa y puse algunos discos viejos de Massacre. Fico es parte del proyecto, le dimos el rol de productor y lo hizo muy bien. Es un muy buen productor que se ganó ese espacio entre dos grosos.
P: ¿Cómo se acomoda la banda a los nuevos rituales de escucha de discos en la sociedad?
W: Nosotros a la hora de hacer los discos, los hacemos como siempre. Lo distintos es la forma de mostrarlo, de difundir, de subir a las plataformas. Nos adaptamos bien porque hay gente joven que trabaja con nosotros. Somos románticos como para sacar singles de vinilo, producimos a la vieja usanza, pero distribuimos y promocionamos de forma moderna. Nosotros proponemos el ritual de escuchar discos enteros, de vinilo; proponemos rituales como venir a nuestros recitales, que son un poco música y otro poco stand up. Somos como somos. Al que le gusta, bien. Por suerte, son muchos. Siempre digo que nosotros cuando éramos chicos, éramos incomprendidos, y ahora hay mucha gente con remeras de Joy Division o Velvet Underground.
P: Han sido pioneros en tener una mirada muy desprejuiciada en muchos aspectos y también en tener a mujeres como principales protagonistas de muchas de sus canciones.
W: La verdad que todas nuestras musas son mujeres. Ya las primeras influencias eran mujeres, desde Blondie y Siouxsie hasta Patti Smith. Y después, toda nuestra imaginería, las diosas que creamos en las canciones, son imágenes femeninas: «La Reina de Marte», «Niña Dios», «La Virgen del Knock Out». Así que nos consideramos matriarcales.
P: ¿Se sienten sobrevivientes de todas las escenas o no le ponen tanta épica al recorrido realizado?
W: Somos sobrevivientes de las escenas, desde ya de todas, pero aparte somos de las pocas bandas en todo el rock nacional que empezó en el 87 y siguió tocando con continuidad, sin separarnos ni cambiar de formación. Y sin claudicar.
Por Hernani Natale (Télam)