Por un cruel giro del destino, George Michael falleció hace diez meses en su casa de Oxfordshire, Inglaterra, por causas naturales (una miocardiopatía dilatada acompañada por una miocarditis y esteatosis hepática). Era el día de Navidad.
Una festividad que durante 33 años estuvo vinculada al músico y su canción «Last Christmas», una joya capaz de mostrar cómo el pop, si tiene calidad y sensibilidad, no es una mala palabra, sino una de las más altas expresiones del arte popular, capaz de tocar los corazones de millones de personas con canciones aparentemente simples.
De nuevo a la cima de los charts
El 20 de octubre se volvió a publicar una versión remasterizada y ampliada de «Listen Without Prejudice Vol. 1», que la semana pasada regresó a la cima del chart británico 27 años después de su primer lanzamiento. Coincidentemente, se estrenó el documental «Freedom», dirigido por David Austin y el propio Michael, quien lo completó tres días antes de morir.
Un testamento artístico que contiene palabras de estrellas como Stevie Wonder, Nile Rodgers, Elton John, Mark Ronson, Mary J. Blige, Tony Bennett, Liam Gallagher, James Corden, Ricky Gervais, Kate Moss y las cinco supermodelos del inolvidable video de «Freedom! 90»: Naomi Campbell, Christy Turlington, Cindy Crawford, Tatjana Patitz y Linda Evangelista.
El legado artístico
Al final del documental, ante la pregunta de un periodista sobre cómo le gustaría ser recordado, George respondió: «Como un gran compositor, en una época que no creo que volvamos a vivir de nuevo. por mis canciones, y, por último, espero que la gente piense en mí como una persona íntegra. Espero ser recordado por todo esto. De lo contrario, habría sido una pérdida de tiempo».
George Michael no perdió el tiempo. Ha sido un compositor completo, capaz de escribir sólo la música y las letras de la mayoría de sus canciones, un talentoso multi-instrumentista y un hombre que compartió su buena fortuna con los necesitados, no sólo gracias a las generosas donaciones, sino también a través del voluntariado en persona, lejos de las cámaras y los flashes.
Como sucede a menudo después de la muerte, el último año muchos han cambiado de opinión acerca de sus cualidades artísticas, que han producido álbumes notables como el ya mencionado «Listen Without Prejudice Vol. 1» (1990), «Older» (1996), que definió como «el punto más alto de mi carrera» y la joya pop «Faith», publicada por primera vez el 30 de octubre de 1987, exactamente hace treinta años.
De Wham! al debut solista
La historia del álbum «Faith» está estrechamente relacionada con el final de la épica historia de Wham!, que se separó en la cúspide del éxito tras un triunfal concierto de despedida el 26 de junio de 1986, en un estadio de Wembley repleto con 100.000 entusiastas fans, al que también asistieron como invitados Simon LeBon y Elton John.
Esa noche se proyectó por primera vez «Foreign Skies-Wham! Live in China», el documental sobre la gira en China, que se convirtió en el estreno con la mayor cantidad de público en la historia del cine.
Pocos meses después se iniciaba la deslumbrante carrera solista de George Michael, comenzando con el excelente álbum «Faith», mientras que la carrera de Andrew Ridgeley encalló poco después de la publicación de un álbum que pasó totalmente inadvertido, «Son of Albert».
El triunfo de «Faith»
«Faith» abre con el solemne sonido de un órgano, con una melodía similar a «Freedom» de Wham!, una infecciosa introducción al estilo Bo Diddley, la sensual canción «I Want Your Sex», que en aquel tiempo tuvo unos cuantos problemas con la censura, el torrente funky de «Monkey» y la original y bella balada jazzera «Kissing a Fool», George Michael fue capaz de darle a «Faith» un sonido muy personal y único de pop, funk y R&B, lanzándose al Olimpo del pop de los 80 junto a Michael Jackson, Prince y Madonna.
En el video de «Faith», la inolvidable imagen del músico se asemeja a un rocker de los años 50, con anteojos Ray Ban, barba, aros con forma de cruz, jeans y una campera de cuero negra de motoquero.
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La campera será tan emblemática que obligará al cantante a quemarla en el video de «Freedom 90», dirigido por un joven David Fincher, para comunicar una clara ruptura con su pasado.
Criado entre discos de Motown, el cantante anglochipriota consideraba que la aprobación del público afroamericano era una «justificación a lo que estaba haciendo, un consuelo para la absoluta falta de credibilidad».
Y así, tras sacudirse la imagen de ídolo adolescente, para la composición de «Faith» estuvo inspirado en una gran lección de música soul, aprendida tras la colaboración con Aretha Franklin en el single «I Knew You Were Waiting (For Me)», en 1986. «Estas canciones», declaró Michael, «son el fruto de los últimos dos años de mi vida».
Después del concierto de despedida de Wham! en Wembley, George apuntaba a una exitosa carrera solista. Pero seguramente ni él esperaba un arranque tan triunfal: 25 millones de copias vendidas, un premio Grammy por Álbum del Año y numerosos Premio MTV y Brit. Pero un hecho aún más sorprendente: se convirtió en el primer artista blanco en alcanzar el número uno en el chart estadounidense de R&B y en ganar dos American Music Awards en categorías de R&B.
Dos premios que desencadenaron una fuerte controversia en la comunidad afroamericana, quienes consideraron a Michael como un invitado no deseado, más apto para las listas de éxitos pop que las de R&B.
«He ganado dos premios que generalmente están dedicados a artistas negros, y muchos pensaron que me había apropiado del cartel», dice George en el documental. «Entiendo su punto de vista ahora y lo entendí en ese momento. muy triste… nunca quise robar nada de la cultura afroamericana. Solo estaba tratando de escribir música hermosa».
Las canciones son inolvidables
«One More Try» y «Father Figure», dos baladas con las que Cupido atravesó miles de corazones en los años 80, siguen siendo dos clásicos del pop-soul. «Hand to Mouth», en la que describe a un país (Estados Unidos) atravesado por la pobreza y la desolación. «Look at Your Hand» es un homenaje al sonido de Elton John.
La verdadera obra maestra del disco es «Kissing A Fool», magnífica canción con voz, piano y contrabajo en el primer plano. No quedaría para nada desubicada dentro del American Songbook.
«Faith» no sólo es uno de los mejores discos debut como solista de todos los tiempos, sino también uno de los más perdurables. El séptimo single, «Kissing A Fool», llegó casi y un año y medio después del lanzamiento del álbum.
«Cuando escuchás un disco de The Supremes o The Beatles«, dijo George en 1988, «¿cómo no entendés que la euforia de un buen álbum pop es arte?».
Una euforia que aún hoy, y probablemente por muchos años más, sale desde los surcos de este disco.