Muchas grandes vocaciones nacen de los primeros conflictos vitales. En el caso de Elton John, nacido el 25 de marzo de 1947 con el nombre de Reginald Kenneth Dwight, los primeros atisbos de su vocación artística fueron atizados por los enfrentamientos con su padre. A inicios de los 60, el joven Reginald decidió dedicarse a la música y contravenir los deseos de Stanley, su progenitor, un miembro de la Fuerza Aérea Británica que era muy aficionado a la trompeta pero fantaseaba con que su hijo fuese banquero.
Ese enfrentamiento fue el inicio de una serie de eventos afortunados que produjeron el nacimiento artístico de Elton Hercules John, el cantante que hoy cumple 75 años (sus compañeros de colegio lo llamaban irónicamente Hércules, en alusión a su pequeño físico).
En su célebre entrevista de 1973 con Rolling Stone, el artista recordaba que quedó shockeado cuando escuchó por primera vez «Hound Dog» de Elvis Presley y «ABC Boogie» de Bill Haley: «Cambiaron mi vida, no podía creerlo. Y cuando escuché a Little Richard y Jerry Lee Lewis, eso fue todo. Nunca quise ser otra cosa. Había empezado a estudiar música clásica en la Royal Academy of Music, pero sin mucho corazón. Nunca me interesó de verdad».
Su madre, Sheila, ha contado en múltiples entrevistas cómo se quedó anonadada cuando, con solo tres años de edad, un día lo encontró tocando en el piano «The Skater’s Waltz». Fue su incursión precoz en el oficio al que le ha dedicado 53 años de su vida y con el que ha conquistado a un público incalculable —ha vendido más de 250 millones de discos—, ganado seis premios Grammy, un Tony, un Oscar y el reconocimiento de la corona británica que lo elevó a la nobleza como «sir».
El último reconocimiento fue cuando en noviembre pasado el Príncipe Carlos lo ungió en una ceremonia en el Castillo de Windsor como miembro de la Orden de los Compañeros de Honor, una exclusiva distinción que otorga la realeza británica que, hasta el momento, solo alcanza a unas 65 personalidades.
Este reconocimiento llegó en momentos en que, como hace más de 50 años, las radios tienen en alta rotación un tema suyo, en este caso, de su cruce con la británica Dua Lipa en el remix «Cold Heart», que rescata pasajes de sus clásicos «Rocket Man» y «Sacrifice».
Su carrera profesional se inició como pianista en el bar de un hotel con el grupo Bluesology, una banda de rhythm & blues. Con este grupo acompañó a infinidad de artistas de blues y soul, ya que todo cantante estadounidense que llegara a Inglaterra usaba esta banda como acompañamiento. Como vocalistas pasaron Rod Stewart, Mick Jagger y Long John Baldry, quien los adoptó definitivamente como su grupo, hasta que llegó el momento de su separación en busca de un estrellato pop que Baldry nunca alcanzaría.
El grupo se desbandó y Reginald quedó sin trabajo, hasta que por intermedio de un aviso en el semanario New Musical Express se enteró que el sello Liberty buscaba nuevos talentos. Obviamente se presentó, pero sin mencionar que había tocado en Bluesology, y para peor, cuando le tocó cantar hizo temas muy viejos e inadecuados para lo que pretendían los directivos del sello.
Sin embargo, uno de los directivos recordó que había un letrista que también se había ofrecido por ese aviso, un tal Bernie Taupin, y se le ocurrió que podría unirlos y aprovechar las condiciones de cada uno. Entonces le dieron a Reginald unas cuantas letras que había presentado Taupin para que les ponga música. Sin conocer personalmente a Bernie Taupin, Reginald Dwight armó alrededor de una veintena de temas después de casi seis meses de trabajo y recién ahí se conocieron.
Así, buscan una empresa editora que los publique y de esta forma se relacionan con Dick James, directivo de una empresa editora muy importante, y los contrata por tres años, pagándoles diez libras semanales. En esa época, Reginald Dwight grababa en forma anónima, y proveía material a otros artistas, entre los que se destacaba el grupo Three Dog Night. En esa compañía se vieron obligados a componer temas comerciales para otros artistas populares, pero insatisfechos con lo que estaban haciendo, se les presentó la oportunidad de trabajar en canciones para que las interpretara el propio Reginald. Ahí es donde decide buscar un seudónimo: Elton John, una mezcla de Long John Baldry y el saxofonista del viejo grupo de blues que integraba, Elton Dean. Como ambos eran muy amigos de él, toma un nombre de cada uno a modo de homenaje.
Ese «matrimonio creativo» conformó una indestructible dupla compositiva que perdura hasta hoy. Muchas canciones que han redefinido el pop convirtiéndose en éxitos planetarios llevan la música de Elton John y la letra de Bernie Taupin: «Rocket Man», «Levon», «Crocodile Rock», «Honky Cat», «Tiny Dancer», «Candle in the Wind», «Saturday Night’s Alright for Fighting», «Bennie and the Jets», «Goodbye Yellow Brick Road», «The Bitch is Back», «Daniel», «Your Song», «I Guess That’s Why They Call It The Blues» y «Nikita», entre muchas otras.
Este ascenso al estrellato fue acompañado por explosivas presentaciones en vivo, en donde el otrora joven tímido comenzó a mostrar un histrionismo que encontraba su eco visual en los extravagantes disfraces que utilizaba, siempre coronados con llamativos anteojos, un fetiche que lo caracteriza hasta el día de hoy.
«Si quieres seguir en este juego, tienes que ser muy bueno al tocar en vivo, y para mejorar tienes que hacerlo con regularidad», le dijo en 2016 a The New York Times. «En este momento de mi vida tengo una gran energía y estoy muy agradecido por eso. No quiero revolcarme en la nostalgia».
Pero la imagen de Elton John también se alimentó por aquellos años de leyendas, luego confirmadas por él mismo, sobre un alocado estilo de vida, con un consumo desmedido de drogas y alcohol, y una voracidad por el sexo.
También en aquellos años fomentó algunas amistades que alimentaron su fama musical y las leyendas que lo rodeaban, como el caso de Rod Stewart, The Who -que lo invitaron a participar de la película «Tommy»- y John Lennon -con quien colaboró en el tema «Whatever Gets You Thru The Night» y quien lo ungió como padrino de Sean, el único hijo que el exbeatle tuvo con Yoko Ono-.
En los 80, Elton comenzó a transitar por terrenos más convencionales, con baladas y canciones aptas para el consumo radial de la época, siempre manteniendo la musicalidad pero sin mayores riesgos artísticos. De esa década datan éxitos como «Nikita», «Sacrifice», «I’m Still Standing», «Sad Songs» y «The Club At The End Of The Street», entre muchas otras.
A principios de la década del 90 decidió ponerle fin a su alocado estilo de vida e inició con éxito una rehabilitación que le devolvió la sobriedad pero no lo liberó de las extravagancias y los comportamientos propios de un divo.
Volviendo al proceso de composición con Bernie Taupin, nunca fue tan cercano como se podría imaginar. Taupin vive con su familia en un rancho cerca de Santa Bárbara, California, que el cantante visitó una sola vez en 25 años. Suelen enviarse correos electrónicos —a veces cada semana, a veces con una frecuencia mensual— en los que hablan de música.
En el documental «Two Rooms» exploran su intensa relación artística que continúa hasta la fecha. «Fue mi primer amigo», ha declarado el cantante. Tienen toda una vida de gustos compartidos que se traducen en libros, películas y, por supuesto, música. «Él me presentó a ‘El Señor de los Anillos’ y a Bob Dylan, en realidad», reconoce John. «Como nos respetamos, todavía nos queremos. Para mí es como un hermano».
Elton John suele decir que «si escribes grandes canciones, con significado y emoción, durarán por siempre porque las canciones son la clave de todo».
Hoy, cuando el cantante británico cumple 75 años, la mejor manera de rendirle tributo es recordar algunos de sus grandes éxitos.