Menú

Hace 30 años, Roger Waters reclamaba parte del legado de Pink Floyd con el descomunal «The Wall: Live in Berlin»

20/07/2020 - Retro
Hace 30 años, Roger Waters reclamaba parte del legado de Pink Floyd con el descomunal «The Wall: Live in Berlin»

Cuando en 1989 se le preguntó por enésima vez si volvería a tocar en vivo su enorme obra «The Wall», Roger Waters bromeó diciendo que solo lo haría con una condición. «Si alguna vez derriban el Muro de Berlín», dijo el ex autor intelectual de Pink Floyd. «Lo haré ahí como un acto de celebración de esa liberación del espíritu humano».

En noviembre de ese mismo año, el Muro cayó. Waters cumplió con su palabra, organizando para el 21 de julio de 1990 una enorme y estelar superproducción en Potsdamer Platz, en Berlín Oriental.

«Cuando derribaron el muro, a la mañana siguiente nos subimos a un avión y volamos a Berlín», dijo Waters al Los Angeles Times. «Nos asomamos por la pared y vimos este enorme pedazo de tierra, y dije que ahí es donde vamos a hacer este espectáculo, si es que finalmente lo vamos a hacer».

Gran parte de la importancia de «The Wall: Live in Berlin» puede perderse hoy, con una Guerra Fría que quedó en la historia y las posteriores giras mundiales en solitario de Waters entre 2010 y 2013, que se basaron en el mismo proyecto. Aún así, en su momento, el espectáculo de 1990 se presentó como una gigantesca celebración de la caída del dominio comunista en Alemania, y, para los fans de Pink Floyd, como una oportunidad por entonces muy rara de ver a «The Wall» en un escenario.

“The Wall” fue una ópera rock que reflexionó sobre la guerra, la incomunicación y las formas de dominación, para lo cual se utiliza la metáfora del muro, una noción surgida en la cabeza de Waters al padecer en carne propia el distanciamiento que se producía entre la banda y el público al crecer la masividad.

Esa idea fue llevada de manera material a los conciertos de presentación del disco, montando una escenografía que consistía en una pared que se iba levantando mientras se sucedían las canciones, hasta que la banda quedaba totalmente oculta detrás de ella.

Las complicaciones logísticas y el impacto emocional que le significaba, alimentado con las disputas con el resto del grupo que derivarían en su salida definitiva, con procesos judiciales de por medio, provocaron que fueran sólo 30 actuaciones y llevaron a su autor a afirmar que no volvería a interpretar esta obra. Después de «The Final Cut» (1983), Waters dejaría la banda.

En 1990, Pink Floyd estaba grabando y haciendo grandes giras con un repertorio que aún presentaba muchas de las canciones más conocidas de Waters, incluyendo varias de «The Wall». «The Wall: Live in Berlin» también ayudó a Waters a recuperar su legado.

«Ciertamente será muy gratificante que algunas personas más en el mundo entiendan que ‘The Wall’ es ‘mi’ trabajo y siempre lo ha sido», dijo Waters a la revista Q en 1990, antes de dispararle a sus ex compañeros de banda. «Simplemente no tienen la menor idea de lo que se trata, pero nunca la tuvieron. La mayoría de los que estén entre el público en este concierto probablemente piensen que es Pink Floyd, de todos modos. Es algo con lo que convivo».

Waters armó el escenario en lo que durante décadas había sido una tierra de nadie, estéril y fuertemente minada, junto a la infame Puerta de Brandenburgo, un símbolo del encarcelamiento de 16 millones de ciudadanos en medio de una ciudad amurallada. «El ambiente aquí, con los guardias fronterizos de Alemania Oriental y las personas que están involucradas con este sitio para mantener a todos fuera de él durante los últimos 40 años, es muy, no lo sé. no sé si lo has sentido, pero están muy contentos de que esto esté sucediendo, y yo también», dijo un emocionado Waters cuando se acercaba la fecha del concierto.

El escenario dio nueva vida a esa épica historia de Waters de alienación y nihilismo, transformando lo que alguna vez fue una meditación interior sobre las barreras que las personas erigen a su alrededor en algo con una dimensión mucho más universal. «Es extraño cómo la macro y la micro a menudo se reflejan entre sí, por lo que la historia de un hombre y sus relaciones fallidas y su vergüenza y sus problemas pueden reflejar de alguna manera una situación global político-religiosa más macro», dijo Waters 20 años después. «Así que el muro es tremendamente simbólico, tal vez más ahora, incluso, que cuando lo escribí».

De hecho, todo sobre «The Wall: Live in Berlin» fue descomunal, desde su costo de 6,5 millones de dólares hasta su banda de apoyo y sus enormes accesorios. Nombres de peso como Peter Gabriel, Joe Cocker, Rod Stewart, Bruce Springsteen y Eric Clapton se excusaron de participar por tener sus agendas ocupadas, pero sí dijeron presente otras personalidades como Scorpions, The Band, Marianne Faithful, Joni Mitchell, Cyndi Lauper, Bryan Adams, Paul Carrack y Sinead O’Connor.

En un giro increíble, también participó la banda musical de las fuerzas soviéticas, aunque eso, tal vez apropiadamente, pareció una historia sacada directamente de una novela de espionaje de la Guerra Fría. «El día que fuimos a ensayar con ellos fue bastante fascinante», dijo Waters, «porque fuimos conducidos a Alemania Oriental, y viajamos durante horas y horas, al parecer. Eventualmente, llegamos a una aldea y preguntamos ‘¿hay alguna base del ejército ruso cerca de aquí? ¿dónde está?’ ¡Y nadie nos respondía! No nos iban a decir absolutamente nada. Decían ‘No, no existe tal cosa’. Finalmente, encontramos la puerta. Estaba a unos cien metros de distancia. ¡Había como 20.000 soldados rusos en este enorme campamento!… Fueron bastante cautelosos, porque no estaban muy seguros de lo que iba a pasar».

De alguna manera, nadie lo estaba. Había que lidiar con una logística gigantesca y vertiginosa, y también problemas con la actualización del material. Por ejemplo, «The Trial», una titánica pieza del álbum, debía ser ampliada para incluir la participación de los actores Tim Curry y Albert Finney. Waters también agregó la canción solista «The Tide Is Turning», decididamente esperanzada, de su reciente álbum solista «Radio K.A.O.S.» (1987), antes de continuar con el cierre del álbum original, «Outside the Wall».

Aún así, gran parte de lo que los fans pudieran recordar de aquella gira inicial, así como los elementos clave de la película, permanecieron, solo que en una escala nunca antes imaginada.

Waters construyó, y luego desmanteló, un edificio de 73 metros de ancho y 10 metros de altura detrás del escenario. Marionetas inflables, cada una de ellas tan altas como edificios de seis pisos, se cernían sobre la multitud, mientras los helicópteros del ejército pasaban por encima. Viendo esto había alrededor de 300.000 espectadores, y tal vez mil millones más en todo el mundo.

En el show, Scorpions sumó potencia en “In the Flesh” y “Run Like Hell”; Bryan Adams puso garra rockera en “Young Lust”; Cyndi Lauper fue un torbellino en “Another Brick in the Wall”; Ute Lemper aportó drama en “The Thin Ice”, Sinead O’Connor hizo lo propio en “Mother”; y Joni Mitchell ofreció una dulce y desgarradora versión de “Goodbye Blue Sky”, entre otros.

También hubo pasajes orquestales a cargo de la Rundfunk Orchestra, dirigida por Michael Kamen; y corales por parte de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín y del Grupo de Fuerzas Soviéticas en Alemania.

Pero el toque distintivo estuvo puesto en incursiones actorales memorables como la voz de Jerry Hall como la “groupie” que ingresa a la vivienda del rockero protagonista de la historia, justo antes de uno de sus ataques de furia; o la parte del juicio con Tim Curry como el fiscal, Thomas Dolby en el rol del profesor, Ute Lumper en el de la esposa, Marianne Faithfull en el de la madre y Albert Finney como el juez.

«The Wall: Live in Berlin» se transmitió vía satélite a 35 países y se grabó para retransmitirlo en 10 más, incluidos los Estados Unidos. Algunas 175 estaciones de radio también transmitieron el programa en vivo. Todos los involucrados sabían exactamente lo que estaba en juego. «Estaba tan asustada que estaba llorando antes de salir», dijo Lauper en ese momento. «Nunca había hecho algo así antes», confesó. Carrack se hizo eco de sus sentimientos y reconoció: «Por lo general no me pongo nervioso, pero estaba muy asustado».

«The Wall: Live in Berlin” fue lanzado a la venta en formato de LP doble, CD y DVD, y sumó así su versión en vivo a una obra que ya contaba con un disco de estudio, una exitosa película dirigida por Alan Parker y toda una mitología a su alrededor. Aunque fundamentalmente se estableció como el hecho artístico más simbólico de aquellos días en los que aparecería un Nuevo Orden Mundial.

Al final, el concierto en Berlín sirvió como plataforma de lanzamiento para una organización benéfica llamada Memorial Fund for Disaster Relief, un nuevo emprendimiento creado por el héroe británico de la Segunda Guerra Mundial, Leonard Cheshire.

Hacia finales de la década de 2000, Waters retomó la idea de interpretar en vivo “The Wall”, algo posible gracias a los avances tecnológicos, y realizó una maratónica gira que en marzo de 2012 recaló en Buenos Aires, con nueve memorables shows en los que marcó un récord en el porteño estadio de River Plate.


Texto: Rodolfo Poli